Tras el anuncio de un antejuicio contra el candidato vicepresidencial del partido Lider por sus relaciones con el oscuro financista conocido como Chico Dólar, acusado de lavado de dinero en grandes cantidades, esa agrupación política afirmó que es objeto de una persecución política. Seguramente lo dijeron porque antes del señor Edgar Barquín, de su hermano Manuel y de Jaime Martínez Lohayza, ya se había solicitado antejuicio contra Luis Chávez, Mirza Arreaga, Mario Yanes Guerra y Mario Rivera, además del alcalde de Chinautla Arnoldo Medrano.
El ramillete es grande, pero los casos son distintos y cada uno tiene su propia fundamentación. En el caso del señor Barquín, el Comisionado explicó hoy en una declaración muy lógica y razonable, que la CICIG empezó a investigar varias denuncias de lavado de dinero que había hecho la Intendencia de Verificación Especial de la Superintendencia de Bancos, y como resultado de ello se trabajó en las escuchas telefónicas que se habían realizado en su momento al señor Francisco Morales, conocido como Chico Dólar, y fue en el curso de esa investigación basada en escuchas de ese tiempo, que aparece primero el nombre del diputado Martínez Lohayza, y luego el de los dos hermanos Barquín, uno diputado y el otro a la sazón Presidente del Banco de Guatemala.
El partido Lider ha planteado ahora que hará una movilización de personas para protestar frente a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, institución que el mismo candidato presidencial ha calificado de “invasora” y señalado como afrenta a la soberanía nacional, no obstante que ellos mismos plantearon públicamente el apoyo a la prórroga de su mandato. El mandato de la CICIG es plenamente válido y su actuación junto al Ministerio Público impide hablar de alguna intromisión extranjera en asuntos de Guatemala.
La movilización se entiende en el sentido del acarreo de gente que es tan frecuente en el país y que significa que personas que no tienen ni idea de para qué se les lleva deciden, a cambio de un almuerzo o de algunos viáticos, subirse a un bus contratado por los caciques locales para hacer presencia y bulto en manifestaciones.
Esta vez, sin embargo, pueden jugar con fuego porque bastaría que alguien infiltre a un pequeño grupo de revoltosos con una consigna violenta para encender un polvorín que, sin duda alguna, no sólo sería fatal para el país sino la tumba de las aspiraciones de esa agrupación política. El Jueves Negro permitió la inscripción de Ríos Montt, pero fue la sepultura del FRG que fue arrollado electoralmente y ahora hasta desapareció del mapa.