Raúl Molina
El jueves temprano, mi esposa y yo fuimos impactados por la noticia del fallecimiento de Susanne Jonas, amiga de ambos e investigadora dedicada a analizar la situación de Guatemala. No llegó la noticia por amigos o familiares cercanos, sino que en forma indirecta por una red guatemalteca. En el día pudimos leer algunos de los cientos de mensajes relacionados con ella y su compromiso con Guatemala, enviados desde muy diversos lugares. Recordé de inmediato la entrega a ella del “Reconocimiento a la Solidaridad Internacional” por la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG), por sus decenios de contribución a la búsqueda de la democracia y la paz en nuestro país. Fue ese apenas uno de los muchos premios y reconocimientos que se le otorgaron por su quehacer académico y su producción científica.
Conocí personalmente a Susanne en 1983, en el marco de la Sesión sobre Guatemala del Tribunal Permanente de los Pueblos, realizada en Madrid, en donde se requirió su experiencia como científica política que analizaba la situación represiva de Guatemala y la responsabilidad estadounidense ante la misma. Su aporte fue muy importante para las conclusiones del Tribunal, el cual responsabilizó al Estado de graves y sistemáticas violaciones de los derechos humanos y legitimó la lucha del Pueblo contra la tiranía. Respaldaron su análisis las obras que había publicado a esa fecha, que, junto con su producción posterior, constituyen lecturas obligadas para entender la historia política de Guatemala, de 1944 a la fecha. Susanne contribuyó también a diversas luchas por la transformación en su país, Estados Unidos, y en diversos países de América Latina y el Caribe, y jugó papeles importantes con organizaciones como NACLA, LASA y la Guatemala Scholars Network; pero, posiblemente, su más apasionante trabajo se centró en el acompañamiento del proceso de paz en Guatemala. Tuve la oportunidad de tener muchas horas de intercambio de información y análisis en cada una de las etapas de dicho proceso, porque, como integrante de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca me encontraba cerca de las conversaciones y, eventualmente, las negociaciones de paz. Con Susanne celebramos la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera, el 29 de diciembre de 1996; pero ella no dejó de darle seguimiento a los acontecimientos del país, incluida la falta de cumplimiento de dicho acuerdo.
Fue la principal politicóloga estadounidense que estudió el fenómeno de las migraciones de Guatemala hacia Estados Unidos, luego de la firma de la paz, y fue coautora del libro GUATEMALA-U.S. MIGRATION: TRANSFORMING REGIONS, que alertó tempranamente sobre la dimensión y características del fenómeno migratorio hacia EE. UU. Nunca dejó de escribir y dictar cátedra y discursos sobre los temas que le apasionaron, con una visión clara e iluminadora de la revolución guatemalteca, aún en proceso. No alcanzó a ver su concreción, menos ahora que Guatemala se ha sumido en la corrupción y la impunidad; pero aún en estos oscuros tiempos me trasladó su esperanza en el Pueblo de Guatemala, particularmente sus pueblos indígenas. Reconozco acá su permanente y firme solidaridad.
