Por BARBARA ORTUTAY,
NUEVA YORK
Agencia AP
El tiroteo fatal del adolescente negro que estaba desarmado en Ferguson, Missouri, ha impulsado los llamados para que más agentes usen las llamadas «cámaras de cuerpo», aparatos sencillos que capturan secuencias de video de las interacciones de las fuerzas del orden con los ciudadanos. Sus defensores dicen que los dispositivos añaden un nuevo nivel de rendición de cuentas a la labor policial.
«Esta es una tecnología que tiene un verdadero potencial para servir como control y contrapeso frente al poder policial», dijo Jay Stanley, analista de políticas en la Unión Estadounidense de Libertades Civiles, conocida como ACLU por sus siglas en inglés.
Los argumentos de sus partidarios son simples: tanto los policías como los presuntos delincuentes son menos propensos a portarse mal si saben que están siendo grabados. Y hay algo de evidencia que apoya ese punto. En un estudio reciente de la Universidad de Cambridge, el departamento de policía de Rialto, California —una ciudad de unos 100.000 hibitantes— registró un descenso del 89% en el número de denuncias contra los agentes en un ensayo de un año usando las cámaras.
El número de veces que la policía utilizó la fuerza contra sospechosos también disminuyó. Tras la prueba, las cámaras son obligatorias para el centenar de agentes del departamento.
Rialto no es la única. A lo largo de Estados Unidos, así como en Inglaterra, Australia, Brasil y otros países, un número creciente de departamentos de policía están implementando las cámaras, además de las cámaras montadas que ya son ampliamente utilizadas en los vehículos policiales. Uno de cada seis departamentos de policía de Estados Unidos ahora utilizan cámaras de cuerpo en alguna forma, según el abogado de la ACLU Scott Greenwood.
El Departamento de Policía de Los Angeles está probando las cámaras, y el de Nueva York dijo este mes que estudia la posibilidad de utilizar los dispositivos.