ATENAS
AP
El asediado gobierno de izquierdas de Grecia busca alivio urgente de sus acreedores el jueves, un día después de aprobar un duro paquete de medidas de austeridad en el parlamento, que provocó una revuelta en el partido gobernante y violentas manifestaciones en el centro de la capital, Atenas.
Ministros de Finanzas de los países del euro mantendrá una reunión telefónica para considerar ayuda financiera a Grecia, mientras que el Banco Central Europeo valorará una petición de Atenas para incrementar la asistencia de emergencia a los asfixiados bancos helenos, cerrados desde el 29 de junio.
La aprobación de la norma fue el primer paso del gobierno heleno para cumplir con las condiciones que permitirán abrir las negociaciones de un tercer rescate — a tres años y por importe de 85.000 millones de euros (93.000 millones de dólares) — que evitaría la salida del país de la moneda única.
El primer ministro, Alexis Tsipras, y otros líderes de la eurozona alcanzaron el acuerdo tras una cumbre maratoniana en Bruselas el pasado fin de semana. El mandatario griego dijo que no tuvo más opción que aceptar las duras condiciones de los acreedores para un nuevo programa de ayudas que garantice que el sistema financiero de su país no quebrará.
«Teníamos una elección muy clara: Un acuerdo con el que no estábamos de acuerdo en gran parte, o una quiebra caótica», dijo al parlamento.
En una votación pasada la medianoche, el parlamento de Grecia aprobó por 229 votos a favor frente a 64 en contra la puesta en marcha de más medidas de austeridad que incluyen recortes de pensiones y alzas de impuestos. Pero la gran mayoría de los votos procedieron de la oposición en una muestra de la disidencia cada vez mayor dentro de Syriza, el partido de izquierda de Tsipras.
Treinta y ocho legisladores de la formación desafiaron la posición de Tsipras — casi un cuarto de sus diputados — entre ellos el poderoso ministro de Energía, el presidente de la cámara y Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas que dirigió la estrategia de rescate hasta su dimisión hace 10 días.
«La votación parlamentaria griega evita una quiebra inmediata y desordenada y una potencial salida del euro, pero el riesgo sigue siendo alto dada las débiles instituciones griegas y el notable escepticismo político sobre las condiciones del rescate», dijo la agencia de calificación Moody’s.
El gobierno dijo que la votación suponía una «seria división» entre sus legisladores, e indicó que los disidentes del ejecutivo de Tsipras serían sustituidos en una remodelación.
«Hoy, el Parlamento dio un primer paso importante para el acuerdo, votando por medidas difíciles», dijo el portavoz del gobierno, Gabriel Sakellaridis.
«Pero los resultados de la votación de hoy suponen una seria división en la cuidad del grupo parlamentario de Syriza», agregó. «La prioridad del primer ministro y del gobierno es el cierre exitoso del acuerdo en un futuro inmediato».
Los griegos sufren un dramático deterioro en sus condiciones de vida desde que el país, agobiado por una enorme deuda, perdió acceso a los mercados financieros en 2010 y tuvo que imponer fuertes recortes a cambios de préstamos de rescate de países de la eurozona y el Fondo Monetario Internacional.
Los griegos han reaccionado con una mezcla de resignación, esperanza y rabia.
«Ahora creo que las cosas irán mejor, siempre y cuando los que están en el poder actúen con buenas intenciones, sin corrupción», dijo el pensionista Giannis Filinis mientras hacía cola a la puerta de un banco para retirar el máximo de 120 euros semanales permitidos a jubilados sin tarjetas bancarias. «Deberían haber controlado la situación y evitar los rescates financieros, porque quienes lo pagamos somos nosotros ahora».
Antes de la votación a favor de la austeridad, unas 12.000 personas se reunieron ante el parlamento en la mayor protesta contra el gobierno desde que Tsipras ganó las elecciones el pasado enero. La manifestación se tornó violenta y varios cientos de jóvenes atacaron a la policía, incendiaron autos y destrozaron escaparates.