Por PAN PYLAS y RAF CASERT,
BRUSELAS,
Agencia AP
Grecia alcanzó este lunes un acuerdo con sus acreedores europeos que promete nuevas medidas de austeridad para evitar una salida del euro y el consiguiente caos financiero global.
Sin embargo, el acuerdo requiere que Atenas, ya golpeada por duras reformas y un declive económico, recorte aún más gastos a cambio de más préstamos sin los que su sistema financiero colapsaría con certeza. El acuerdo, que aún necesita la aprobación del Parlamento, será el tercer rescate del país en cinco años.
Pero antes de obtener la ayuda de 85.000 millones de euros (95.070 millones de dólares), el gobierno deberá aprobar una serie de medidas de austeridad que incluyen subir los impuestos, reformas a pensiones y laborales.
Grecia tendrá un calendario ajustado para implementar las reformas, un reflejo de lo poco que los acreedores confían en la palabra de Atenas. Para conseguir un acuerdo, el primer ministro Alexis Tsipras tuvo que superar la profunda desconfianza de sus socios europeos. Apenas una semana antes, convocó a los griegos a votar en un referéndum para rechazar muchas de las medidas que aceptó el lunes, y el acuerdo le obligó a renegar de muchas de sus promesas electorales.
Los griegos votaron contra esas propuestas, pero ahora estarán horrorizados al ver que enfrentarán medidas todavía más duras.
La canciller alemana Angela Merkel dijo que además de cerrar el acuerdo «debe reconstruirse la confianza». Agregó que «Grecia tiene una oportunidad de volver a la senda del crecimiento, aunque será un largo camino».
En un primer paso para conseguir recursos, el gobierno griego deberá aprobar una serie de reformas de austeridad para el miércoles.
Las medidas incluyen subir los impuestos a las ventas y reformas al sistema de pensiones. Semanas después, Grecia tendrá que abrir a la competencia las industrias que durante tanto tiempo protegió, como el sector energético; y se flexibilizarán las leyes laborales.