Grecia Aguilera
En magna conferencia de prensa, realizada en la Ciudad del Vaticano el jueves 18 de junio de 2015, fue presentada la Encíclica “Laudato Si’” del Santo Padre Francisco, sobre el cuidado de nuestra Casa Común. Dirigió el evento el portavoz de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi, en el ‘Aula Nueva del Sínodo’. El superlativo documento fue presentado por el Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Presidente del ‘Pontificio Consejo de Justicia y Paz’ conjuntamente con el Metropolitano de Pérgamo, John Zizioulas en representación del Patriarcado Ecuménico y la Iglesia Ortodoxa; el profesor John Schellnhuber del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático; la doctora Carolyn Woo, Presidenta de ‘Catholic Relief Services’ y la maestra Valeria Martano, ‘testigo de la degradación humana y medioambiental, así como de las mejores prácticas, que son un signo de esperanza’. Con este círculo de personalidades que representan a diferentes organizaciones, se inició la disertación, en la que se demostró la alta capacidad y carisma que posee el Papa Francisco para unificar a diversos grupos de personas en un mismo sentir y esfuerzo, para evitar que el ecosistema de nuestro planeta se deteriore aún más, de manera irreversible. El Cardenal Turkson expresó: “La humanidad, en su relación con el medio ambiente, se enfrenta a desafíos clave, que requieren también políticas adecuadas, por otra parte ya incluidas en la agenda internacional. Ciertamente la Encíclica puede y debe tener un impacto en estos procesos. Ya un rápido examen de su contenido demuestra que tiene una naturaleza magistral, pastoral y espiritual.” La Carta Encíclica de Francisco, dirigida a todas las personas, es una obra preciosa de trascendental importancia. En ella define su postura exacta sobre la aceleración de la crisis ecológica en el mundo y todo lo que contiene. Este manifiesto es una clara advertencia y un gran reto para que la humanidad logre urgentemente frenar y detener el desequilibrio ambiental. Al principio de la Encíclica, el Papa Francisco afirma que los seres humanos “hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores (de la Tierra), autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes.” El Santo Padre seleccionó “Francisco” como nombre religioso, en honor a San Francisco de Asís, y tituló su Encíclica “Alabado seas” porque “Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad.” El Santo de Asís en su “Cántico a las Criaturas” exalta y glorifica a Dios por su creación: “Alabado seas, mi Señor por la hermana nuestra Madre Tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.” La Encíclica “Laudato Si’” del Papa Francisco me ha recordado mi poema que titulé “Infrahumano” que figura en mi libro “Esfera sin Tiempo” y que expresa: “Enaltece el cerebro/ el humano al humano/ más inferior es su especie/ hurtando a la Esfera/ el zumo de vida/ secando los valles/ asfixiando el oxígeno/ quemando el hábitat/ con lluvia de ácidos./ Torvos humanos/ entes ingratos/ criaturas horribles/ no son dioses aparte/ de la Naturaleza/ integran el ciclo continuo/ del Planeta Tierra/ destruyendo/ ignorantes/ su propio destino./ Imperios dementes/ estrangulan el viento/ los bordes/ el centro/ murales raíces/ del fantástico mundo/ mansión y morada/ de seres y verdes/ oasis refugio/ del Sistema Solar/ del ilimitado Universo/ quizá.” Pero aún existe una esperanza cuando leemos en Isaías: “Haré brotar ríos en los cerros pelados/ y vertientes en medio de los valles./ Convertiré el desierto en lagunas/ y la tierra seca en manantiales.”