Jóvenes por la Transparencia

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Luis Fernando Rivera Erazo
Twitter: AbyssLuis
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Guatemala es el país de la confianza, confiamos que la economía va a mejorar, que la selección va a ganar, que no nos vamos a enfermar, que las Cortes van a cambiar, que todo va a funcionar.

Nos acostamos con la confianza de despertar ¿En quién depositamos esa confianza? ¿En quién la depositaron quienes no amanecieron hoy? ¿En qué? ¿Cómo confiamos?

Me pregunto y te pregunto ¿Confiamos demasiado? Y bien me podrás decir ¿Por qué confiamos? Y otro podrá decirnos ¿Antes y ahora? Porque antes era distinto.

Y la mayoría podrá decir “pero qué pesados son con las preguntas”. Y es que si has leído mis columnas de Consideraciones Previas y Técnicas, son en su mayoría preguntas.

Todos pensamos y después existimos, pasar a la acción antes de una buena deliberación nos hace creer que el cambio es sencillo, planificable. Lo que conlleva a exagerar las dificultades o malinterpretar el éxito.

El primer paso es tan importante como el último. A Guatemala no la va a cambiar un individuo o un grupo, sino definir y alinear los objetivos de la mayoría. Nadie puede darte una lista, pero sí se pueden mencionar muchos ejemplos de rupturas.

Si constantemente te sobra un plato en la mesa, pues invita a comer a alguien, preferiblemente alguien que no se pueda permitir un plato de comida. Si te sobra comida en la estufa o en el refrigerador, aprovecha y llévala a la cola de personas que esperan afuera del hospital Roosevelt, conoce las historias de quienes están esperando a sus familiares.

Claro, con la emergencia sanitaria es más complicado ponerlo en práctica. Rompamos paradigmas, círculos, cajas, clases, estratos. Preguntémonos ¿Cuánta gente conocí hoy? ¿Con cuántos comparto intereses en común? Evidentemente si me inscribí a Bellas artes, Música o en el Conservatorio Nacional pues un interés en común pudiese ser la Pintura.

Apreciemos cada espacio que nos da el Gobierno para salud, recreación, movilización, y demos cuenta de cuánto se nos está arrebatando, cuántas amistades, talentos, historias de amor, vidas se están perdiendo.

Los Derechos Humanos no son solo palabras “vida, libertad, salud, seguridad”. Son garantías mínimas para que cada quien pueda transformar sus deseos, pensamientos, anhelos, talentos, y aprovechar de las mismas oportunidades, para formar anécdotas juntos.
Dejemos de invisibilizar a los pueblos originarios guatemaltecos, a las personas en condiciones de discapacidad, a los enfermos, pobres y a cualquiera por pensar o ser «distinto».

Dejemos de idealizar al ser humano, ya sea que creas que el ser humanos es como tú, que el ser humano es como X o Y ídolo, o que el ser humano es cualquier cantidad de características. Basta, todos los guatemaltecos somos humanos.

Cada uno con un potencial extraordinario, donde todos somos como el agua, cada quien pudiéndose reflejar en el otro. Todos de una misma fórmula, pero con sabores y colores diferentes, alguna agua mineral, otros carbonatada.

Con el paso del tiempo perdimos al Organismo Legislativo, más recientemente al Organismo Judicial, dejamos escapar el Organismo Ejecutivo, nos quedamos sin Ministerio Público, Municipalidad y tantas otras instituciones. Nos quieren quitar la Universidad, la Procuraduría de los Derechos Humanos; personas que se sienten un grupo diferente y superior.

Un grupo de personas que se ríen cuando les preguntan ¿Por qué confían los guatemaltecos? Y responden ¿Antes o ahora? Porque antes no era distinto.

Te voy a decir por qué yo creo que confiamos, porque el agua siempre encuentra curso, porque al agua nadie la para, y el que hoy para ti es nada, es mi hermano hoy y mañana.

Al poder puede que no les importe que venga mi hermanito a decirles nada. Pero tocando la puerta tarde o temprano se va a romper.

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