Walter Juárez Estrada
El proceso de elección del nuevo rector de la muy leal, inclaudicable e insobornable tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala, en los últimos años ha sido contaminada por grupos corruptos, que les ha dado beneficios económicos y muestra de ello, es el encausamiento de dos ex rectores, Carlos Stuardo Gálvez Barrios y Murphy Paiz e influir en los procesos de selección y elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y Corte de Apelaciones con el operador político Gustavo Alejos Cámbara, que se ha beneficiado por resoluciones a su favor, cuando se le han probado negocios espurios.
Hasta hoy está en un impase la elección del nuevo rector, el decano de Humanidades Walter Mazariegos, un protegido del gobierno, que no ha tenido una pizca de vergüenza al ser “supuestamente elegido” por la imposición de los grupos corruptos que lo apoyan y que en el evento de selección se impidió votar a la oposición, es vergonzoso que la Corte de Constitucionalidad y tribunales ordinarios, hayan “avalado” la elección a todas luces ilegal, en vilo y con razón inconforme a la familia universitaria que no se plegó a esa imposición donde el presidente Giammattei, a ultranza ha manejado ese proceso, pues pretende también tener un control absoluto de nuestra querida y aguerrida Universidad de San Carlos de Guatemala.
Mazariegos debe privilegiar a la entidad que por años le ha dado buenos recursos y si tiene una pizca de vergüenza, declinar su “elección” y someterse a otro proceso transparente y si efectivamente tiene aceptación que se le ratifique y dejar que el proceso sea libre, sin imposiciones de ninguna naturaleza.
Muchos consideran que dirigir el Consejo Superior Universitario es un botín político, pues de acuerdo con la Constitución y su ley Orgánica y sus reformas, tiene incidencia en cerca de 64 instituciones estatales y eso le ha valido a los que han dirigido la máxima casa de estudios, para sacar provecho y los últimos rectores no se han preocupado en absoluto que nuestra querida U sea efectivamente lo que norma la Constitución… velar por su nivel académico… y no permitir la influencia de políticos corruptos y guardar su autonomía y no someterse a las consignas de los gobiernos de turno.
La informidad de elección corrupta de Mazariegos, dio lugar a serios incidentes al impedir el acceso de los electores de oposición, lo que dio lugar a que los inconformes tanto catedráticos y estudiantes, promovieran protestas y que varios edificios de la Universidad de la capital y del interior están tomados justamente por la inconformidad de los opositores del mencionado profesional.
Se han promovido acciones judiciales para anular el proceso de elección de Mazariegos, que el evento se repita dando oportunidad a los otros aspirantes. Esa toma ha perjudicado a miles de estudiantes y catedráticos y se teme que los salarios y otras prestaciones económicas del personal administrativo y docente, se congelen hasta que el problema de elección se resuelva dentro de un debido proceso, sin imposiciones, porque si la controversia sigue, los problemas pueden aflorar y podría correr sangre, lo que no se quiere. Es Mazariegos el que debe declinar su elección viciada y someterse a otro proceso transparente con libertad y todos los que desean dirigir nuestra máxima casa de estudios.