Por BEN WIACEK y PAUL SCHEMM
TÚNEZ
AP
Un joven sacó un fusil Kalashnikov de una sombrilla de playa que llevaba y disparó contra turistas europeos que disfrutaban del sol en un balneario tunecino, donde mató cuando menos a 38 personas, en uno de tres ataques terroristas ocurridos ayer desde Europa hasta el norte de África y el Oriente Medio.
Estas acciones siguieron al llamado que el grupo extremista Estado Islámico hizo a sus simpatizantes para que cometieran acciones de violencia.
La matanza en el balneario de Sousse tuvo lugar más o menos a la misma hora que un ataque con bomba contra una mezquita chií en Kuwait y una acción de violencia en una empresa estadounidense en Francia que incluyó una decapitación. Se desconoce si hay vínculos entre los tres ataques, pero ocurrieron días después de que el Estado Islámico pidió a sus seguidores «convertir el Ramadán en un mes de calamidades para los infieles». En total, los atacantes dejaron 65 muertos.
El grupo Estado Islámico se adjudicó el atentado en una playa tunecina que dejó 38 muertos e identificó al atacante como Abu Yahya al-Qayrawani, informó el Grupo de Inteligencia SITE.
Sousse, a 150 kilómetros de la capital de Túnez, es un balneario concurrido por tunecinos y europeos.
El ataque en Túnez, el peor en la historia del país, ocurrió apenas meses después de la masacre sucedida el 18 de marzo en el museo nacional del Bardo, que dejó 22 muertos, en su mayoría turistas y ha generado dudas acerca de si el gobierno recién elegido tiene capacidad para proteger al país.
«Una vez más, manos traidoras y cobardes han atacado Túnez, golpeando su seguridad y la de sus hijos y visitantes», dijo el presidente Beji Caid Essebsi en declaraciones a reporteros en el hotel RIU Imperial Marhaba, cerca del sitio de la tragedia.
Essebsi se comprometió a adoptar medidas «dolorosas, pero necesarias» y añadió: «Ningún país está a salvo del terrorismo y todos los países democráticos necesitamos una estrategia global».
Rafik Chelli, secretario de estado del Ministerio del Interior, dijo a The Associated Press que el atacante fue un joven estudiante no conocido previamente por las autoridades.
Al menos 36 personas fueron heridas en el ataque a tiros, que concluyó cuando el agresor murió por los disparos de la policía.
En una grabación de audio dada a conocer el martes, el grupo Estado Islámico llamó a sus simpatizantes a incrementar los ataques durante el Ramadán y «hacer la guerra y alcanzar el martirologio en este mes eminente».
La matanza en Túnez comenzó en la playa. De acuerdo con turistas inicialmente se escucharon lo que parecía fuegos artificiales pero pronto muchos corrieron para salvar su vida al advertir que eran disparos. Imágenes de video mostraron a personal de emergencias médicas usando sillas de playa para cargar a los heridos que vestían trajes de baño.
«Llevaba un parasol en la mano, luego se agachó para ponerla en la arena, sacó un fusil Kalashnikov y comenzó a disparar», dijo Chelli.
El atacante entró al área de la piscina del hotel Imperial Marhaba antes de ir hacia el edificio mientras mataba a personas en su desplazamiento.
El Ministerio de Salud informó que entre los muertos había tunecinos, británicos, alemanes y belgas pero no ofreció más detalles.
El turista británico Gary Pine dijo a The Associated Press que estaba en la playa con su esposa cuando escuchó los disparos. Ambos gritaron a su hijo que saliera del agua, tomaron su maleta y corrieron al hotel. Su hijo les contó que vio a alguien caer en la playa.
Desde el derrocamiento de la dictadura laica que gobernó al país hasta 2011 Túnez ha sufrido varios ataques terroristas, aunque apenas recientemente se han enfocado al turismo, que aporta el 15% del Producto Interno Bruto.
El primer ministro tunecino Habib Essid dijo que cerrará de inmediato las mezquitas fuera del control del ministerio de asuntos religiosos y pondrá a reservistas del ejército en servicio activo para destacarlos en diversas partes del país.
El ataque también asesta un golpe a la imagen de Túnez como una nación estable y democrática después de su revolución de 2011, dijo Jonathan Hill, profesor de Estudios de Defensa en el Colegio Universitario King en Londres.