Jonathan Menkos

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Jonathan Menkos Zeissig
@icefi @jmenkos

Recientemente Save the Children publicó el estudio ¿Debería quedarme o debería irme?, un trabajo que persigue, desde la voz de 122 niñas, niños y adolescentes de El Salvador, Guatemala y Honduras, entender los factores que ellos toman para quedarse o migrar. Según el informe, en 2021, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos registró casi 115,000 encuentros con menores no acompañados en la frontera entre este país y México, procedentes de Guatemala, Honduras y El Salvador.

Entre las causas que fuerzan la migración en la actualidad están la reunificación familiar, la falta de oportunidades, la pobreza, la baja cobertura y calidad de los bienes y servicios públicos y la violencia. Sin embargo, aunque son muchas las personas que diariamente migran en busca de una vida mejor -incluidos niños, niñas y adolescentes-, hay millones de individuos en las mismas circunstancias que deciden quedarse. ¿Cuáles son las motivaciones para quedarse y sobrevivir en condiciones tan adversas?

El estudio ofrece diversas conclusiones, destacándose cuatro. Primero, el 43% de los niños, niñas y adolescentes entrevistados tenían la intención de quedarse en su comunidad, y no pensaban migrar a menos que fuera necesario. Fenómenos tales como los vínculos familiares sólidos, fuertes nexos comunitarios y la seguridad en su entorno, así como la confianza en que puedan alcanzar sus metas en el lugar de origen, les alienta a quedarse. Por otro lado, solo uno de cada cuatro entrevistados se planteaba migrar en el futuro -a otro país o a ciudades cercanas-, siendo estos quienes se acercan más a la edad adulta y persiguen mejores oportunidades laborales o educativas.

Segundo, la migración exitosa de familiares juega un rol importante en la reducción de la migración infantil: las familias aceptan la migración de algunos miembros para contribuir al bienestar del hogar y como una táctica deliberada para que otros se quedaran. Sin embargo, algunas niñas, niños y adolescentes revelaron ansiedad emocional por la separación de sus familiares, especialmente cuando estos son sus padres o madres. En estos casos, los entrevistados sí desean migrar con el fin de reunirse con ellos.

Tercero, la necesidad de migrar como respuesta a la pobreza y la falta de oportunidades de trabajo para alcanzar aspiraciones educativas, especialmente entre quienes residen en el área rural. En contraste, en el ámbito urbano, donde hay más acceso a educación y empleo, es la violencia y la actividad delictiva los factores impulsores de la migración. Cuarto, los niños, niñas y adolescentes entrevistados consideran la migración como una necesidad más que un deseo: no ignoran los peligros de la migración, sino que los sopesan frente a la posibilidad de mejorar su bienestar y encontrar oportunidades inexistentes a nivel local.

Las revelaciones de los niños, niñas y adolescentes entrevistados deberían ser la base para que los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras pongan en marcha acciones que disminuyan la necesidad de migrar, tales como conseguir la cobertura universal de educación, capacitación y salud, junto a programas de asistencia social que eliminen la pobreza extrema monetaria y la violencia. Asimismo, el impulso de programas de empleo masivo (construcción de caminos rurales, sistemas de riego, de agua y saneamiento ambiental, cuidado de bosques y ríos, entre otros) al que puedan acceder jóvenes y jefas y jefes de hogares en pobreza, podría crear círculos virtuosos de desarrollo, cohesión y gobernabilidad territorial y cambiar la situación de miles de familias que hoy sopesan la posibilidad de migrar.

Estas medidas tendrían un efecto positivo y rápido sobre todos los territorios y, técnicamente, es posible movilizar los recursos necesarios, incluso se podría contar con el apoyo de la comunidad internacional -especialmente de Estados Unidos-, pero el mayor reto estriba en la destreza política y la legitimidad de quienes gobiernan para consensuar socialmente los importantes cambios institucionales y presupuestarios necesarios.

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