Javier Estrada Tobar
jestarda@lahora.com.gt

El trabajo realizado en los últimos meses por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) contra estructuras delictivas no tiene precedentes. Nunca en la historia del país se había desestructurado a tantos grupos criminales en tan poco tiempo, y de una forma profesional, ágil y certera. ¿Es casualidad? No lo creo.

Hay que elogiar el papel que hasta ahora ha realizado el comisionado Iván Velásquez, porque sin lugar a dudas los resultados de la CICIG se deben a su buena dirección, pero también a su equipo de trabajo, cuya identidad permanecerá en el anonimato durante muchos años, por motivos de seguridad.

Creo que es un momento oportuno para que los críticos de la CICIG reflexionen su postura. Claro, me refiero a aquellos que, de buena fe, estaban en contra de la ampliación del mandato. No hablo de los otros. De los que, conociendo bien el panorama, temían que sucediera justo lo que ahora ocurre, la cacería de criminales y corruptos.

La vida es buena y siempre hay una oportunidad para dar marcha atrás en las opiniones. Y quienes en un momento decían que la Comisión no servía ahora pueden sostener lo contrario y los que pensaron que la CICIG sería cómplice inmóvil de los grupos de poder ya pueden confirmar que se equivocaban.

Los casos “La Línea” e “IGSS-Pisa” demuestran que la Comisión puede asestar golpes contra fuertes estructuras, sin importar las conexiones políticas que tengan; la causa contra el diputado Baudilio Hichos evidencia que también se puede investigar a los “caciques” del interior del país y el último caso, contra el diputado Pedro Muadi, pone de manifiesto que no hay privilegios para quienes pertenecen a grupos empresariales.

Es importante entender que Guatemala no puede contra sus demonios internos, porque son éstos los que tienen cooptadas las instituciones y tienen el control de los negocios en el Estado, y esa es la razón por la que se solicitó a las Naciones Unidas la creación de la CICIG.

Los que le dieron el beneficio de la duda a la Comisión ahora pueden ver que hicieron bien y que era solo cuestión de tiempo para que los resultados salieran a luz. Los allanamientos y capturas coordinados por la Fiscalía Especial contra la Impunidad del Ministerio Público, respaldada por CICIG, han arrojado resultados inigualables.

Ahora, lo complicado es que los procesos avancen en los tribunales y en ese sentido tenemos que comprender que no todo está en manos del Comisionado, sino también de jueces y magistrados, a quienes los ciudadanos debemos fiscalizar si realmente queremos que rinda frutos la cruzada contra la impunidad.

Si bien contamos con ayuda externa, los guatemaltecos también tenemos que velar por que funcione nuestro sistema de justicia, y exigir que los malos elementos sean expulsados de los tribunales, solo después de una investigación.

Todo mi reconocimiento a la CICIG y a los ciudadanos que quieren ser parte del cambio, y que más allá de criticar, piensan que pueden ser fiscalizadores activos del sistema de justicia. Las cosas están cambiando y ojalá que sigan así.

 

 

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