John Carroll

Creo que cualquier guatemalteco está sorprendido, a estas alturas nos hemos demostrado que una ciudadanía responsable pasa por salir a las calles sin miedo, exigir la mínima decencia de los funcionarios, hablar con libertad y sin tapujos de las barrabasadas que los funcionarios hacen. Debemos continuar exigiendo a este y otros gobiernos; debemos continuar pensando qué hacer para que lo que nos suceda no nos suceda más; ninguna idea sobra, todas son bienvenidas y deben ser analizadas a profundidad porque nuestro sistema necesita y necesitará de ajustes en el camino de la perfectibilidad.

Los fracasos del sistema actual y las huestes que lo ordeñaron nos llevaron a situaciones de tremendo resultado en cuestiones de seguridad y violencia, nuestra situación llegó a ser tal que muchos hombres y mujeres de bien dejaron de leer diarios y ver noticias con tal de no amargarse la vida. El mismo efecto causó este desmadre a la clase política, cada vez más metemos a todos los políticos al mismo costal, los calificamos igual, a todos. Pero resucitamos, el descarado abuso de las autoridades llegó a tal extremo que nos condujo a reaccionar. Desconozco los números, pero puedo percibir que hoy como no pasaba desde hace muchos años, la circulación de los diarios se ha incrementado, los noticieros y programas radiales han aumentado su audiencia. No cabe duda que el ciudadano promedio está hoy mejor enterado políticamente de lo que no había estado en muchos años. La indignación sigue creciendo porque los casos de corrupción y abuso siguen presentándose día con día.
La enseñanza más importante que este desagradable momento en nuestra historia política nos debería de dejar es el hecho de que tenemos que ser vigilantes permanentes del sistema y su uso o abuso. Ese interés e intervención deben de ser el pan de cada día de los ciudadanos guatemaltecos de ahora en adelante y así debemos enseñarle a los menores para que crezcan ocupados en la tarea de hacer patria, de construirla con su trabajo y esfuerzo que además de servir para sus fines personales debe de suceder en un marco que permita que toda esa energía resulte en un mejor lugar para vivir, un lugar en donde los derechos individuales estén garantizados, un lugar en dónde se respete la vida y la propiedad de todos por medio de la justicia.
Las protestas avanzan y la presión no debe mermar pero cayendo en cuanta de nuestra realidad actual, bajo el sistema que nosotros mismos decidimos vivir las elecciones se celebrarán el próximo 6 de septiembre. Resulta ser que la votación es crucial para nuestro futuro porque la coyuntura terminará colocando a nuevos funcionarios que recibirán toda la presión del pueblo para hacer los cambios de sistema que en realidad necesitamos para cambiar el rumbo. Los cambios que exigimos hoy pueden realizarse en alguna medida, incluso antes de las elecciones pero la verdad es que esos cambios no tendrán resultados inmediatos o al menos no resultados relevantes. La alternativa es romper el orden constitucional y esto puede traer resultados aún peores así es que me parece que lo realista y sensato es elegir lo mejor posible entre los candidatos que hoy nos ofrece la contienda y demostrar que el partido venidero no tendrá tan siquiera la acostumbrada luna de miel. Por el contrario, la población debe de exigir desde el 14 a las 14 por medio de la más profunda y rigurosa auditoría ciudadana que los nuevos muchachitos se comporten. Quedan solo 74 días.

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