José Daniel González
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Aficionado a la política
“A los treinta y un días del mes de mayo de 1985”… esa frase me resuena mientras procedo con mis labores diarias. Hace treinta y siete años que existe un nuevo orden constitucional en Guatemala, y me pregunto si la democracia sigue siendo la mejor manera de delegar la soberanía en nuestros representantes. He presenciado tantas veces cómo utilizan el nombre del pueblo para legitimar los actos más sucios de corrupción ante la opinión pública, que me cuesta creer que el sistema electoral sea efectivo en todas las situaciones.
Cuántas veces no se han escuchado los alaridos de dolor del Sistema de Justicia porque se ha quedado sorda. Sistema que sin escuchar atentamente los alegatos de todos los involucrados, expedita sentencias a veces infundadas, y otras veces fundamentadas en el dinero y el poder. Sin cortes judiciales independientes ni legítimas debido a la falta de elección de magistrados, no puede existir el sueño de aquel barón de Montesquieu que una vez encendió una revolución con sus ideas.
Para colmo, no solo tenemos una justicia sorda y una legislación ciega, sino que los responsables de esta última no velan por los intereses de quienes los eligieron, y prostituyen el nombre del texto sobre el cual juraron el día que tomaron posesión en la “Casa del Pueblo”. De aquel sueño de representantes honorables y capaces quedan solamente notables excepciones sobre quienes se mantiene nuestra fe en la ley y el orden.
Más no se puede hablar de independencia en su lecho de muerte, sin mencionar a la casa de estudios sobre la que se funda mucha de la historia de nuestra bella nación, la Universidad de San Carlos de Guatemala, USAC Bajo otra elección plagada de inconsistencias y obscuridades, la llamada “autonomía” se derrumba ante nuestros ojos. Los centros de superación académica se vuelven trincheras y el sueño de muchos jóvenes se ve destrozado ante un rector que no los representa.
Y, por si fuera poco, en los últimos días no solo se ha pretendido dejar sorda a la justicia, sino manca. Se ha reelecto a la cirujana del Ministerio (Público) Privado, quien ha extirpado sin mucho cuidado las manos que ayudaban al sistema jurisdiccional a impartir una justicia objetiva e independiente, reemplazando sus vacantes con prótesis de segunda mano.
Pero como si Guatemala no hubiese sufrido suficiente viendo cómo el orden que la Constitución de 1985 una vez garantizó está siendo agujereado por unos pocos viles deseos provenientes de villanos de la patria, nuestro representante ante el mundo pretende utilizar los términos “independencia y soberanía” como escudo de sus intereses, volviendo a Guatemala el “patito feo y corrupto” de la región. Título que nuestra tierra y nuestra gente no se merece, pues son unos pocos representantes, no del pueblo sino de la avaricia, los autores intelectuales del asesinato premeditado de la democracia, la justicia, la ley y la independencia del país.
¿Feliz? aniversario, Constitución Política de la República de Guatemala.