Por DIDI TANG
BEIJING Agencia AP

El exjefe de seguridad de China, condenado hace poco por filtrar secretos de estado, no pasó documentos clasificados a un espía extranjero ni un rival político.

En cambio, Zhou Yongkang, exmiembro del poderoso Comité Permanente del Politburó del Partido Comunista, compartió los documentos con su maestro de qigong, que presumía de tener habilidades sobrenaturales, según un veredicto conocido la semana pasada y que también condenó a Zhou por corrupción a gran escala.

Se trata del último ejemplo en la complicada relación entre los mandos del partido, que en principio defiende el ateísmo, y la espiritualidad.

Antes de Zhou, se ha dicho que muchos altos cargos del partido y funcionarios del gobierno buscaron ayuda y bendiciones de maestros de qigong, expertos en feng-shui, y monjes budistas y taoístas. Las estatuas doradas de Buda son codiciados regalos para los poderosos. El expresidente chino Jian Zemin es un asiduo a los templos.

«La razón está clara: el comunismo ha muerto», señaló Willy Lam, experto en élite política china en la Universidad China de Hong Kong. «Para los mandatarios es natural acudir a creencias supersticiosas para ahuyentar el mal y ayudarles a evitar las trampas de la intriga».

No es un secreto que muchos líderes comunistas creen en el budismo o en el cristianismo, señaló Cheng Li, director del Centro de China John L. Thornton en el grupo de estudios de Washington Brookings Institute.

«Van a templos, y algunos son cristianos a escondidas», dijo Li. «No es sorprendente en un país con un vacío espiritual».

El qigong, una práctica tradicional que incluye técnicas de respiración, movimientos suaves con el cuerpo y meditación, tiene beneficios legítimos para la salud, añadió Li. «Cuando uno tiene dinero y poder, ¿qué más quiere? Longevidad y salud. Es la naturaleza humana», dijo.

La superstición también es habitual entre los funcionarios chinos, que por ejemplo cuelgan una espada para mantener lejos a los inspectores disciplinarios, colocan una fuente ante un edificio gubernamental con la esperanza de acumular riquezas y levantan carreteras para evitar la mala suerte.

Ese interés en lo sobrenatural entre miembros del partido ha provocado críticas de los conservadores políticos chinos.

«La corrupción es sólo una cuestión de tiempo cuando los funcionarios abandonan el marxismo y el leninismo por fantasmas y espíritus», escribió en su microblog Sima Nan, un conservador político. «Ahora el partido se ha distanciado tanto del ateísmo como para permitir que los maestros de qigong vivan bien».

Sima lleva tiempo tratando de denunciar como estafadores a maestros de qigong que presumen de habilidades especiales.

El confidente de Zhou -otrora un temido responsable de seguridad que supervisaba el vasto aparato policial y de seguridad chino- ha sido identificado como Cao Yongzheng, un hombre de mediana edad que se ganó una reputación de semiinmortal por sus supuestos poderes sobrenaturales a finales de la década de 1980.

Cao recibió incluso el apoyo de un reportero del diario People’s Daily, dirigido por el partido gobernante. El periodista escribió que Cao podía leer el pasado, presente y futuro de una persona sólo con ver su fotografía, y que tenía poderes como curar la infertilidad.

En esa época había un gran interés en el país por el qigong, que prometía cuerpos más sanos y mentes más tranquilas mientras el país se internaba en la accidentada vía de unas reformas económicas que transformarían de forma drástica la vida de cientos de millones de personas.

Para ganar seguidores, los maestros de qigong presumían de poderes como el de curar enfermedades complicadas sin tratamiento médico, y pronto ganaron legiones de seguidores que acudían a reuniones masivas, se apuntaban a grupos para practicar y compraban panfletos de los maestros para buscar respuestas a los problemas cotidianos.

La fiebre remitió cuando Beijing descubrió que la moda estaba derivando en culturas supersticiosas y de sectas, y terminó en 1999 cuando las autoridades empezaron a perseguir a escuelas populares de qigong como Falun Gong. Más de 10.000 de sus seguidores se presentaron ante la sede del gobierno central para pedir un trato justo, haciendo que las autoridades se sintieran incómodas con la capacidad del grupo de movilizar a las masas.

Sin embargo, la demanda por guías espirituales y consejeros psicológicos ha crecido en China conforme más gente se enfrenta a los rápidos y profundos cambios económicos y sociales. Las campañas anteriores del partido para erradicar al viejo mundo desmantelaron los valores tradicionales desmantelados, pero también las creencias comunistas han perdido fuerza entre la población.

«La revolución cultural ha arrancado el sistema de valores tradicionales chinos, y la introducción de valores occidentales se interrumpió hasta cierto punto en 1989», señaló el experto independiente Shi Shusi, con sede en Beijing, en referencia a la sangrienta represión de las manifestaciones pro democracia en Tiananmen en 1989.

«Pero el alma huma necesita un hogar, así que los chinos han encontrado el hogar para sus almas en esos maestros de qigong», dijo Shi.

También las religiones aceptadas por el estado, como el cristianismo y el budismo, han experimentado un rápido crecimiento, mientras que los gurús del qigong o los expertos en feng shui -especialistas en armonizar los elementos del entorno personal- han construido pequeños pero lucrativos círculos de clientes entre los más ricos, poderosos e influyentes de China

Cao, el confidente de Zhou, era muy popular entre funcionarios que querían favores de sus poderosos amigos, según un artículo de 2013 del Southern Weekly, una publicación antes conocida por su periodismo de investigación.

El maestro de qigong aparecía en un comunicado judicial como parte del pequeño grupo de parientes y amigos de Zhou que se embolsaron 2.000 millones de yuanes (340 millones de dólares) en ingresos ilegales con la ayuda de Zhou. Los medios describieron a Cao como una de las personas más ricas del país, con intereses en el petróleo, los bienes raíces, el cine y la agricultura.

Cuando se conoció la investigación contra Zhou en 2013, la policía registró la oficina en Beijing de Cao y el propio gurú huyó del país, según medios estatales. Ahora que Zhou cumple cadena perpetua por delitos de corrupción tras su juicio el 22 de mayo, los medios han sugerido que Cao podría ser llevado ante la justicia.

Dali Yang, politólogo en la Universidad de Chicago, señaló que los ricos y poderosos acuden a los poderes divinos en busca de ayuda, por ejemplo a través de maestros de qigong que no sólo pueden ofrecer relajantes masajes corporales, sino también apoyo psicológico para ayudarles a evitar los problemas.

«Ofrece un consuelo psicológico», señaló Yang. «Pueden jugar un papel de consejero psicológico».

Artículo anteriorEl Garage de Dasha: Moscú inaugura un centro de arte contemporáneo
Artículo siguienteArtistas cubanos, parte de una élite económica