La semana pasada en el municipio de Palencia, en uno de esos sus discursos fogosos en los que va diciendo lo que se le ocurre, Giammattei dijo que no sería invitado a la Cumbre de las Américas convocada por el Presidente de Estados Unidos y agregó que de todos modos él ya mandó “a decir que no voy a ir”. Y es que la situación se había vuelto muy tensa cuando el Departamento de Estado reaccionó como lo hizo ante la decisión presidencial de nombrar a Consuelo Porras para otro período al frente del Ministerio Público y, según el mismo Giammattei, él le dijo al Embajador que Guatemala puede ser un país chiquito pero que mientras él sea Presidente se le respeta.
Por supuesto que el hecho de que Giammattei haya, según él, mandado a decir que no iría a la cumbre no significa por fuerza que no vaya a ir. Ya hemos visto tantas posturas enérgicas suyas que luego se hacen agua, como la anunciada desaparición de la SAAS y también del Parlamento Centroamericano, y él sabe que una mancha más al tigre no le hace ni roncha. Y es que la forma en que han tergiversado el contenido de la carta de Biden es risible, porque en la misma se destaca el propósito de la cumbre que es el de trabajar por el compromiso con la prosperidad económica, la seguridad, los derechos humanos y la dignidad de los pueblos del hemisferio occidental”, lo que los voceros presidenciales trasladan como que les estaban diciendo que reconocen que Guatemala esté haciendo eso.
El caso es que Alejandro Giammattei puede que ya esté haciendo maletas y gestionando los viáticos correspondientes para emprender el viaje a la Cumbre continental que se realizará dentro de poco más de un mes. Puede ser que no quiera dejar pasar la oportunidad de ser fotografiado con el odiado y despreciado Joe Biden, aunque la foto sólo sirva para meterla al álbum de los recuerdos.
A ver si esa dignidad y ese respeto que dijo él haberle exigido al Embajador de la gran potencia lo muestra mandando al chorizo la invitación y no asistiendo, tal y como dice él que ya avisó. Porque lo que si es cierto que ni la Casa Blanca ni el Departamento de Estado darán un paso atrás en todo lo que han dicho respecto a Consuelo Porras y que tampoco van a ablandarse a la hora de elaborar los siguientes listados que, sin duda, serán un poco más consistentes que la Lista del Zopilote, es decir la Lista de Giammattei que pomposamente anunció en uno de esos discursos del corte ya referido en el primer párrafo.
Ahora le toca deshojar la margarita entre si se muestra leal hasta la muerte con Consuelo Porras y por solidaridad con su amiga manda a la punta de un cuerno la atenta invitación de Biden o si, por el contrario, trata de tender algunos puentes teniendo la oportunidad de, al menos, darle la mano al gobernante de esa gran potencia contra la que tanto ha despotricado nuestro gobernante en ejercicio de lo que él cree que es la soberanía.