Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
Consuelo Porras, fiscal general del Ministerio Público (MP) fue reelecta por 4 años más, pero el proceso no fue sencillo y ella quedó en más evidencia. Los guatemaltecos saben que ella fue reelecta porque sabe mucho de las acciones del presidente Alejandro Giammattei y Miguel Martínez y porque nadie como ella ofrecía plenas garantías de impunidad.
El oficialismo también calculó que Jorge Luis Donado, por ejemplo, podía ser alguien que se les escurriera porque vivir el presente y el futuro de Porras es casi suicida. Arriesgarlo todo por defender las acciones fraudulentas de un grupo que quiere asegurar pleno control tiene y tendrá consecuencias para el resto de la vida.
Ahora ella necesita reafirmarse como una buena ejecutora porque su rol será clave de cara a las elecciones del 2023 y que el oficialismo gane es clave para su futuro, tal y como hacen los funcionarios de Nicaragua que saben que poniendo un pie fuera del poder o de su país, la cárcel les puede esperar.
Aún no hay detalles más que lo que el perfil afín al oficialismo, Red América, publicó pero según la información del caso en reserva que les proporcionaron, el MP ha decidido ver las declaraciones patrimoniales de los funcionarios y el ente investigador aún no confirma las de quienes más investiga y cuántos del presente Gobierno.
Además, Porras está fijada en “cobrársela” a todos aquellos que pactaron con ella, la protegieron por necesidad en algún momento y luego cuando parecía que no tendría otros 4 años más, se le tiraron encima y la patearon cuando ella estaba en el piso.
En ese grupo hay miembros de varios sectores y algunos de la prensa no se escapan. Son tan burdos para cobrar esa “venganza” que reclamarán que se publican cosas “reservadas” pero al MP no le importa burdamente dar información al netcenter de casos que nadie conoce. Los procesos contra los exfiscales son un buen ejemplo de cómo filtraron la información a pesar de las ilegales reservas que decretaron hasta para las partes presentes y detenidas en el proceso.
No sería raro que Consuelo Porras siga el camino de otras mujeres y diga que el hecho que expresemos la voz por actos en el ejercicio de su cargo la afecta en su calidad de mujer y que todo hombre que busque fiscalizarla comete el delito de violencia contra la mujer en su manifestación psicológica. Al fin y al cabo ya la Corte de Constitucionalidad (CC) ha resuelto confirmando medidas de seguridad contra periodistas y favoreciendo a funcionarias.
Vienen días complejos para aquellos que lo quieren hacer bien porque el MP no está para servir justicia si no para servir a aquellos que ven en la injusticia un buen medio para sus fines y así es como hay que entender el rol que está jugando el exjefe del Centro de Gobierno y persona de confianza de Giammattei.
Como juego de Monopoly va poniendo sus piezas donde gusta y es sabido que si por Giammattei fuera, agarra el dinero que ha amasado y hace las de Jimmy Morales para írselo a gozar con el Consuelo que da Porras, pero como Martínez quiere seguir vinculado a política y que VAMOS tenga un rol nunca antes visto de un partido oficial, los movimientos son otros.
Más de 16 millones de guatemaltecos de todo origen, raza o posición social estamos supeditados a lo que alguien de 32 años quiere, decide y planea para su futuro. Los que lo quieren hacer bien solo deben esperar que el Ingeniero (como le dicen sus subalternos) no baje el dedo porque las caídas en desgracia tienen cara de Allan Rodríguez, al que aún obligan a desfilar como que nada pasó.
Atrás quedó aquello que uno trabajaba duro para hacerse una vida honrada. Él y su grupo de amigos son el Centro del Presidente y por eso, Giammattei les permite controlar lo que se les dé la gana.
Mientras la sociedad no se articule, hay que prepararse porque habrá Martínez para rato.