Giammattei dijo ayer que está haciendo historia con sus entrevistas a los postulados para la Fiscalía General de la República porque públicamente ha formulado preguntas a los aspirantes y que con ello demuestra la “transparencia” del proceso. La verdad es que el proceso ha estado tan viciado como para que, a puro tubo, la Corte de Constitucionalidad metiera su cuchara donde no debía y ordenara la inclusión de Consuelo Porras, no obstante que luego ha emitido resoluciones contrarias a la primera, en el sentido de que no tiene competencia para conocer de amparos contra la Comisión Postuladora.
El show continuará la semana próxima pero no se puede esperar, en absoluto, que como resultado de las “entrevistas” resulte electo un aspirante que vaya en contra de la impunidad y de la corrupción. Consuelo Porras sigue perfilada como la gran favorita luego de su forzada inclusión en el listado, pero no se puede descartar alguna sorpresa porque, por supuesto, los acuerdos que haga Giammattei con quien ocupe la Fiscalía no se harán en esas entrevistas transmitidas sino que se harán, como siempre, bajo la mesa porque ese tipo de compromisos siempre se manejan así, a espaldas de la población porque ni modo que les va a preguntar a cada uno de los seis aspirantes si están dispuestos a mantener cerrados casos como el de la alfombra rusa o el del Testigo A que provocó la ofensiva de Porras contra la FECI.
Nadie que no asuma ese compromiso tiene la menor posibilidad, pero de eso no se hablará frente a las cámaras. Eso será discutido únicamente con quien tenga posibilidad de ser designado y los ciudadanos nunca tendremos más evidencia que el resultado del trabajo que haga el Ministerio Público en cuanto a perseguir los delitos de corrupción que puedan implicar al gobernante o alguien de su círculo más cercano.
La forma en que las redes sociales de apoyo a la corrupción e impunidad atacan a las dos administraciones anteriores a la de Porras en el Ministerio Público es una clara muestra de cuánto se logró en ambas gestiones porque de lo contrario no generarían tanto odio como el que trasluce cada uno de los mensajes colgados en alguna de las redes más influyentes.
Las entrevistas con los aspirantes han sido totalmente sosas y poco interesantes con preguntas prefabricadas que eran ya de conocimiento de los aspirantes. No cambiará mucho la segunda etapa en la que Giammattei ofrece un “diálogo franco” porque, repetimos, el verdadero detalle que decidirá el nombramiento estará en los compromisos pactados bajo la mesa.