Para esta semana se anunció ya que el gobierno informará sobre nuevas disposiciones sanitarias para facilitar el inicio de la nueva normalidad tras las restricciones que se adoptaron como consecuencia de la ola de contagios derivada de la presencia del virus SARS-CoV-2 causante de severas complicaciones pulmonares y que provocó la pandemia del COVID-19. Se especula que entre las medidas estará la supresión del uso obligatorio de la mascarilla, cosa que han venido haciendo en los últimos días otros países en donde las tasas de inmunización son notablemente más altas que en Guatemala.
El país tiene un problema esencial en la falla de las autoridades para diseñar efectivas y eficientes campañas de información sobre las vacunas disponibles, lo que hizo que la propaganda antivacuna pudiera propagarse de manera muy extensa haciendo que mucha gente desconfiara del efecto de la inmunización. No tenemos ninguna información confiable sobre la cantidad de gente que está inmunizada por tener ya anticuerpos luego de haber padecido el mal porque nuestros registros son insuficientes y, como lo hemos hecho a lo largo de toda la pandemia, realmente volamos a ciegas y así es como se toman las decisiones.
En la medicina moderan el manejo de información o data es crucial pero ello requiere registros efectivos y veraces, cosa que en Guatemala no hay. Pero como ha sido mucho del manejo de la pandemia, son otros factores, no médicos, los que influyen y por ello es que se disponen temas como el manejo de los aforos según los supuestos indicadores de semáforos que parecen ser ajustados al gusto del cliente.
El caso es que las familias seguirán a la mano de Dios, como se ha vivido desde aquella ocasión en la que Giammattei dijo que la salud era cuestión de cada quien y que cuidarse era responsabilidad individual. Nada ha cambiado porque no existe ninguna visión diferente en el manejo de la crisis. Subsisten los mismos patrones y al relajarse las medidas esta semana esa responsabilidad individual tendrá que ser mucho mayor. Quienes cuentan con esquemas completos de vacunación estarán, sin duda alguna, en mejor condición y con menos riesgos, mientras que aquellos que no tuvieron la suerte o no quisieron vacunarse, obviamente estarán más expuestos.
Cierto que las últimas variantes son menos letales y no generan tantas complicaciones, pero nadie puede saber qué clase de mutaciones vendrán. Vivir con precaución y atentos a la información es clave, siempre y cuando las autoridades mismas estén informadas y sepan explicar las cosas a la ciudadanía.