La discutida, por arbitraria resolución de la CG, es decir la Corte de Giammattei, abrió definitivamente el paso a la inclusión de Consuelo Porras en la lista final de los 6 candidatos de la que el gobernante deberá escoger a uno para que siga al frente del Ministerio Público, ello a pesar de la manifiesta y decidida oposición de siete de los Decanos que mantuvieron su voto hasta que la gente que controla Leyla Lemus metió las manos, poniendo fin a una situación que tenía desesperada a Porras quien reclamaba más acción y determinación para forzar su inclusión en el listado, lo que generó ese nuevo pacto, surgido de un recurso de Amparo contra las acciones de la Comisión Postuladora que, en todo caso, tenía que ir a un juez de instancia pero que al mencionar de pasada a Giammattei “dio materia” para que la CG fuera la que resolviera otorgando el amparo y ordenando a los comisionados la inclusión del gran Consuelo.
De acuerdo al criterio de la referida Corte las comisiones de postulación son únicamente comisiones calificadoras porque tienen obligación de postular a los que resulten mejor calificados en una serie de pruebas tan arbitrarias como torpes. Obviamente la honradez e idoneidad no tienen vela en el entierro porque así es como se puede lograr que todo el sistema de justicia, partiendo del mismo Ministerio Público, esté cooptado para servir a los que se afanan por mantener la impunidad en el país.
Las lealtades a esa alianza, tan poderosa como productiva, se obtienen de muchas formas, pero se aseguran con las colas machucadas. Si a gente que no tiene ninguna responsabilidad penal por actos pasados se le somete a prisión, como pasa con la ex jefa de la FECI en Quezaltenango, imaginemos qué puede pasar con aquellos que han tenido algún “problemita” con la justicia por andar haciendo una que otra trampa con dinero ajeno. Por supuesto que tienen que someterse a como dé lugar como única manera para lograr que su caso quede, como cualquier alfombra o testigo que vio el financiamiento ilícito, sepultado para eterna memoria.
Hoy está ya consagrado el acto final de este prolongado proceso en el que se vieron actitudes dignas en la valoración de la honradez y la idoneidad que no deben quedar en el olvido, así como se deberá recordar las posiciones más abyectas que, sin rubor ni empacho, se dieron en la Comisión de Postulación que, como tanto se dijo, pasará a la historia por el papel que desempeñó cada uno de sus miembros.