La vacuna moderna existe desde 1796. Foto La Hora: Cortesía.

El principio de incertidumbre

La vacuna moderna existe desde 1796, cuando fue inventada por un médico escocés llamado Edward Jenner. La vacuna del Dr. Jenner protegió contra la viruela. A medida que se fueron desarrollado nuevas vacunas y se introdujeron más y más vacunas, a la par de ello, también aumentó la resistencia a usarlas. A lo largo de la historia, lamentablemente ha habido vacunas fallidas por las que algunas personas enfermaron y tuvieron padecimientos y en algunos casos, incluso llegaron a morir a causa de ellas. Esta historia y estas situaciones en su momento, han tenido un gran impacto en la visión de las vacunas y la disposición de las personas a vacunarse. Pero, estos trágicos eventos, también han dado como resultado que las vacunas se vuelvan mucho más seguras. Entonces, a continuación, tratemos de conocer algunos de estos eventos históricos recientes de las últimas décadas a fin de poder consolidar mejor el debate y entender futuras innovaciones vacunarles y necesidades de investigación mejor.

1976: Una gripe estacional

En la primavera de 1976 se enviaron muestras de hombres reclutados en una base militar en Nueva Jersey, EE. UU., a un laboratorio donde los investigadores debían investigar la razón detrás de los síntomas parecidos a la gripe que estaban padeciendo. En la mayoría de las muestras, se encontraron signos de influenza del otoño e invierno de 1975 (H3N2), lo que no fue especialmente preocupante. En dos de las muestras, sin embargo, no se pudo detectar ningún rastro de ese virus en particular. Estas dos muestras fueron enviadas para más pruebas, donde se encontró que era otro virus de influenza (HINI), también llamado gripe porcina, ya que puede estar relacionado con los cerdos.

HINI es un virus de la gripe A. Como tal, puede infectar tanto a humanos como a ciertos animales. Los virus de influenza A pueden sufrir reordenamientos de segmentos de genes cuando están en un individuo infectado. Si una persona está infectada con varios virus de influenza diferentes, puede intercambiar partes de su genoma y se pueden formar nuevas combinaciones de virus de influenza. En el cambio antigénico, esto es exactamente lo que sucede en un animal donde los virus específicos de los animales se mezclan con virus que pueden infectar a los humanos. Eso era lo que preocupaba a los investigadores, pero por otro lado cómo había llegado a aquellos reclutas.

La vacuna contra la gripe porcina

El resultado entonces de la historia de arriba fue la detección de un nuevo virus de la gripe A que puede ser muy peligroso para los humanos ya que no tenemos protección previa contra esto. A través del reordenamiento y el cambio antigénico, H1N1 puede vincularse a los cerdos. En ese 1975-76 se tenía conocimiento de que la gripe española de 1918 se debió al HINI, lo que hizo que muchos expertos de 1976 se preocuparan por una posible pandemia a semejanza de la gripe española. Sin embargo, se presentaron al igual que en la base militar, solo casos ocasionales de gripe porcina en los Estados Unidos, y eso podía atribuirse al contacto directo con los cerdos. Los infectados no pudieron propagar el virus, pero si lo mantuvieron localmente las personas y familias que habían estado en contacto con los animales en cuestión.

Los estudios en la base militar, permitieron establecer que ninguno de los pacientes tuvo contacto con un cerdo, sino que habían sido contagiados por otras personas. Como ya había pasado mucho tiempo desde que la gripe española (1918-1920) había asolado, en aquel 1976, las personas menores de 50 años no tenían anticuerpos contra HINI, lo que se consideraba preocupante. Por consiguiente y teniendo en cuenta el alto riesgo para la mayoría de la población, se decidió que las personas en riesgo serían vacunadas masivamente contra la nueva gripe HINI.      Y se dispuso sacar la vacuna al mercado y tener tiempo de vacunar al mayor número posible, antes de que comenzara la temporada de gripe y para ello, se invirtieron recursos estatales (millones de dólares) en la obtención de una vacuna, empresa a que se lanzaron varios países. Y acá empezaron los problemas muy similares a las de COVID-19: los medios de comunicación de la época, algunos profesionales y otros, llegaron a influir en la percepción de la vacuna, cuando enfatizaron en el riesgo de que la vacuna se fabricara rápidamente; en que las empresas que fabricaban la vacuna no se hicieran responsables de los efectos secundarios y también destacaron los casos de enfermedad o muerte en relación con la vacunación.

Aunque no se pudo probar ninguna causalidad, los medios escribieron sobre muchas muertes en aquel entonces, como si fueran a causa de la vacuna. Esta opinión llegó, creció y sobrevivió luego entre la población. Esto significó que la vacuna se examinó microscópicamente por todos no solo por los científicos, los medios de comunicación a diario hablaban de eso y las personas estuvieron más atentas a los eventos que ocurrieron en los días posteriores a la vacunación.

Se vacunaron multitudes y en ese entonces, un evento saltó a la palestra, un evento que parecía estar relacionado con la vacuna y ese fue el síndrome de Guillian-Barré (GBS). GBS significa, entre otras cosas, parálisis, pérdida de sensibilidad y dolor en partes del cuerpo, que es generalmente transitorio. Después de estudios para determinar si esto podría deberse a la vacuna o al azar, los investigadores concluyeron que la incidencia de GBS era mayor entre los vacunados que entre los no vacunados. Debido a esto, hubo una percepción generalizada de que la vacuna estaba detrás de los casos de SGB que se podían ver en los vacunados. Como tampoco fue posible detectar el virus HINI en la población durante el invierno de 1976 y ya se habían vacunado más de 40 millones de personas, se optó sabiamente y ante el debate, suspender la vacunación.

La politización: Un problema que más confunde que soluciona

Si se analiza la historia de aquel entonces, desde cualquier aspecto, se visualiza en retrospectiva, que los espacios de discusión científica rápidamente fueron ocupados por no uno sino variados razonamientos negativos, la mayoría tan descabellados como los de ahora, a la vista de la vacuna y la campaña contra la influenza. Dentro de ese revuelo de juicios, en ese 1976 se movilizó al igual que ahora, en planos internacionales y nacionales, toda una campaña política, de todo sabor y antojo y con todo tipo de intereses en ello. Los políticos estuvieron involucrados en los comités que decidieron sobre la vacunación y asignaron dinero para la vacuna, sobre el manejo de las campañas de vacunación, sobre el quién, el cómo y el cuándo. En resumen: lo que a la larga muchos de los medios de comunicación y los informes públicos y privados y las intervenciones políticas cuajadas de intereses de todo tipo escurecían y borraban ante un juego político, la toma de una decisión correcta que protegiera a la población de una forma grave de gripe, que afortunadamente no se dio ni en magnitud ni en extensión.

El cambio de siglo

Los años pasaron y cuando surgió la pandemia de 2009-2010, la gente tuvo cuidado de llamar a la gripe, gripe porcina, aunque también fue causada por HINI y podría estar relacionada con los cerdos. Para muchos, todavía había personas que tenían opiniones negativas sobre las vacunas contra la gripe porcina, después de las vacunaciones masivas en 1976.

La pandemia 2009-2010 se presentaba luego de 33 años y en una situación similar a la gripe porcina en Estados Unidos en 1976; solo que esta vez, marzo de 2009 la nueva versión del virus HINI se aisló primero en México y posteriormente en Estados Unidos. La mortalidad se consideró relativamente alta, incluso entre los jóvenes, y al mismo tiempo la enfermedad comenzó a propagarse rápidamente entre países, debido al aumento de movimiento de personas y viajes. De tal manera que, en junio de 2009, tres meses después que México dio la alarma, la OMS lanzaba el grito de ¡pandemia! La primera del nuevo milenio. Aquí, también, los medios de comunicación y los expertos trajeron a colación y recordaron la gripe española que mató a entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo a principios del siglo XX, dejando a un lado los acontecimientos del 76.

¿Y qué pasó con las vacunas? las farmacéuticas se retorcieron el brazo estableciendo una competencia feroz, tan feroz como el virus. En Europa y otros países desarrollados, se introdujeron ocho tipos diferentes de vacunas. La mayoría de ellas sin adyuvante, pero una de ellas que se denominaba Pan demrix con adyuvante ASO3, llamó la atención tanto del mundo científico como de la población y llegó a ser ampliamente descrita y temida, a tal punto que pocos años después se decía: Solo debe administrarse si no está disponible la vacuna contra la gripe trivalente/tetravalente estacional recomendada con carácter anual y si se considerase necesaria la inmunización contra la cepa (H1N1).    Y que finalmente fue retirada del mercado.

Buena y válida era la duda y curiosidad de esa vacuna: el adyuvante que tenía; –el adyuvante es una sustancia que se puede agregar a las vacunas, para aumentar su eficacia en la protección contra enfermedades, se utilizan cuando los componentes virales o bacterianos de la vacuna no crean suficiente efecto en la respuesta inmune. El Adyuvante ayuda a activar el sistema inmunológico. Pandemrix era la vacuna más utilizada en Europa contra la gripe porcina en 2009 y más de 30 millones de personas en toda Europa la recibieron. Las campañas de vacunación en el mundo contra aquel virus, especialmente en los países europeos, duraron prácticamente desde octubre de 2009 hasta mediados de 2010.

Continuará

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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