Es importante preguntar al lector qué sentiría si decide hacer una donación para una buena causa y luego se entera que la misma fue tirada a la basura. Eso exactamente es lo que pasará en estos días cuando se venzan millones de vacunas que nos donó el Gobierno de Washington para suplir nuestras necesidades en un momento crítico cuando la vacuna comprada oscuramente, la Sputnik V, no llegaba de acuerdo a lo previsto y la población carecía de formas de inmunizarse ante los avances del Covid-19. Millones de dosis fueron puestas a disposición de las autoridades que luego no tuvieron la capacidad de llevarlas a todos los rincones del país y simplemente dejaron que llegara su fecha de caducidad, lo que obliga a, literalmente, tirar como desperdicio algo sumamente costoso.
En estos mismos días se supo que Estados Unidos no dispondrá de recursos para garantizar la aplicación gratuita de la llamada cuarta dosis o segundo refuerzo porque el dinero asignado para la adquisición de vacunas se acabó y ello porque enviaron enormes cantidades de vacunas a distintos países. Se puede decir que en el fondo era su propio interés porque se sabe que de nada sirve alcanzar altos niveles de inmunidad si quedan muchos lugares en el mundo donde la falta de vacunación permite que se vayan produciendo nuevas variantes, pero en todo caso, y a pesar de las notables desconfianzas que hay en Washington sobre nuestras autoridades, no vacilaron en enviar varios cargamentos que ahora, tristemente, irán al cesto de la basura.
La vacunación no es obligatoria pero lo que si debió ser una obligación es generar información veraz y adecuada para desvirtuar todas las patrañas que se difunden dentro de las numerosas teorías de conspiración que muchos repiten como si fueran letanías bíblicas, sin siquiera entender lo que están diciendo. Y además de información debieron realizarse jornadas que llegaran a los más recónditos lugares del país porque en el área rural sigue siendo muy bajo el índice de personas inmunizadas. El Ministerio de Salud habla de 14 departamentos con indicadores preocupantes en ese sentido, es decir que la mayor parte de nuestra distribución territorial no logró resultados satisfactorios, no obstante que hubo, gracias a las donaciones, vacuna suficiente.
Seguimos siendo uno de los países con menos porcentaje de gente protegida por alguna de las diferentes vacunas, incluyendo la de origen ruso que no ha sido reconocida por la OMS, y eso no sólo nos mantiene en una situación comprometida sino que somos de esos rincones donde se van generando nuevas variantes que preocupan a la humanidad.