Los diputados que controlan el Congreso con su mayoría oficialista, han mostrado la celeridad con que pueden actuar con las cosas que personalmente les conviene, como la aprobación del fondo de 3.1 mil millones que se repartirán con los funcionarios de gobierno central y algunos contratistas o la famosa Ley para la Protección de la Vida y de la Familia que perseguía, inconstitucionalmente, lavar la cara al Estado Corrupto frente a los grupos religiosos más conservadores o con pastores y curas más cínicos. Sin embargo, ante cuestiones realmente fundamentales y situaciones de vida o muerte, como puede ser el tema de la inseguridad vial provocada por la irresponsabilidad de los pilotos, no mueven un dedo para generar una legislación que no sólo permita castigar a los culpables, sino por lo menos resarcir a las víctimas.
En tres rápidas lecturas o en una sola si alcanzan los dos tercios de los votos, aprueban leyes que son mamarrachos legislativos sin ningún pudor ni dificultad, siempre y cuando sirvan a sus oscuros intereses de beneficio personal. Pero cuando se trata de asuntos que interesan a la población o que estarían orientados a la promoción del bien común que el fin supremo del Estado, no mueven un dedo y hay proyectos e iniciativas que duermen el sueño de los justos por años en las comisiones porque, como paradoja, de ellas no pueden obtener las comisiones que si les sirven a los diputados.
La lista es interminable, pero baste concentrarse en cuestiones como la necesaria Ley de Aguas que regule el uso del preciado y escaso líquido que el montón de intereses que hay alrededor del tema impide que se convierta en una normativa que establezca criterios técnicos y de bien común para evitar su desperdicio y asegurar que todos los habitantes del país puedan tener acceso a ese recurso. Tampoco se hace nada para dar siquiera pajero sustento a su declaración por la vida con la atención que reclaman la mitad de los niños del país que sufren desnutrición crónica y es que en esos temas los diputados no ven el atractivo que generalmente les motiva, es decir, el soborno por cada voto.
Por ello es que aunque veamos todo el tiempo la sucesión de mortales accidentes viales que además de sembrar muerte destruyen la vida de muchos sobrevivientes, en el Congreso no hacen ni harán nada para establecer, por lo menos, el retiro de la licencia a los reincidentes que empuñan impunemente volantes cobrando vidas a diestra y siniestra. La legislación en el tema de la seguridad vial es estricta en todo el mundo y les bastaría copiar la de otros países para hacer algo correcto y efectivo.