Marco Tulio Trejo

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Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Marco Trejo

Los aspirantes a Fiscal General tendrán su prueba de fuego la siguiente semana porque los días 11, 14 y 15 de marzo se entra a la fase de recepción de “tachas” que les impida estar entre la terna que recibirá el presidente Alejandro Giammattei, quien tiene la última palabra para decidir el nombre del próximo jefe del Ministerio Público (MP).

De los 26 aspirantes, quienes ingresaron papelería, únicamente tres han sido excluidos, porque no lograron presentar los requisitos mínimos que exige la Comisión de Postulación, para continuar en la carrera para llegar a ocupar la silla de Fiscal General de la República.

Aunque han empezado a escucharse críticas de las diferentes organizaciones de la sociedad civil, de cómo se ha manejado este proceso, es bien importante resaltar que lo que todo mundo exige es transparencia y que no existan presiones para depurar los 23 expedientes que quedan vigentes y que uno de ellos tendrá la responsabilidad de hacer valer las leyes vigentes en el país.

Pero lo más importante es que los comisionados nos demuestren honorabilidad en el momento de revisar los expedientes, porque este es un cargo muy importante que depende de la certeza jurídica, porque es uno de los eslabones muy importantes en la cadena de justicia.

La mayoría de guatemaltecos no creen o han dejado de creer en el trabajo que realiza el Ministerio Público (MP), porque ha sido manejado políticamente y eso le resta importancia al esfuerzo que hacen agentes y auxiliares fiscales que tratan de hacer un buen trabajo de investigación, para llevar tras las rejas a los transgresores de la ley.

Aunque el Decreto No. 40-94 “Ley Orgánica del Ministerio Público”, es bien claro y otorga la potestad para que sea un órgano autónomo encargado de ejercer la persecución y la acción penal pública, hemos visto como se ha manoseado esta elección y se coloca, porque no se elige, una persona que cuente de una reputación intachable, siempre cae un “pelo en la sopa” y terminamos teniendo el designado y no al mejor de los aspirantes, por calidades y capacidades profesionales.

Los políticos han hecho de las suyas en estas designaciones y se van más por los intereses oscuros que representan y no por el bien, de una sociedad, que está necesitada que se termine, con este manto de impunidad, que ha afectado el Estado de Derecho, porque nadie cree en la justicia y por esa razón es que nunca encontramos la paz que tanto anhelamos.

Los guatemaltecos hemos sido estigmatizados en el extranjero, porque estamos catalogados en una lista de los países más corruptos de América Latina, razón por la que nos ponemos en el “ojo del huracán”, porque nadie quiere venir a invertir en un país donde no se cumplen las leyes.

Es lamentable que nos vean de esta manera, pero es nuestra realidad y nos ahogamos en una sociedad que le está llegando el “agua al cuello”, pero ni aun así abrimos los ojos y no actuamos para cambiar el rumbo que actualmente tenemos, el cual es penoso por la forma como se maneja la política en el país. Los partidos políticos tienen la culpa, han descuidado sus bases y no hay identidad, mucho menos valores morales que les permita llegar a ocupar cargos para servir y no servirse.

Estos “politiqueros” lo único que buscan es convertirse en los “nuevos ricos”, esos hombres o mujeres que andan en carros lujosos, que viven en mansiones, pero que al final no se llevarán nada y ponen en entredicho su nombre y la de sus familiares, que tienen que cargar con la vergüenza de un “politiquero” que su único afán es llenarse, a manos llenas, del dinero proveniente de los impuestos que deberían servir para buscar desarrollo social.

Para evitar que siga sucediendo esta situación, tenemos la responsabilidad moral de pedir transparencia, para que sea nombrado un verdadero profesional del Derecho, quien no solamente tenga los pantalones bien puestos, sino que camine con la frente levantada para castigar a los corruptos de este país, quienes se han enriquecido a costillas del trabajo de otros. ¡Ya basta de ver funcionarios descarados que trabajan su propia agenda y se olvidan que son los encargados de hacer cumplir las leyes!

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