Comunicación Social de la Presidencia dijo ayer que siendo Giammattei respetuoso de la ley no ha considerado siquiera la propuesta que lanzó al viento el diputado Boris España, quien dijo que había que tener un presidente presupuestado, un presidente por más años en este país, eso luego de haber dado gracias a Dios por haber seleccionado (Dios, no el pueblo) a un médico y gran estadista para ocupar el cargo. Si usted cree que Giammattei es un hombre respetuoso de la ley puede dormir tranquilo, pero si tiene dudas respecto a la actitud presidencial, con base en los antecedentes que hemos visto y que son numerosos, los motivos de preocupación pueden ser muy altos.
Desde que se manejó la conformación de la Corte de Constitucionalidad, de manera que ni siquiera pudiera tomar posesión un solo magistrado que pudiera haber sido crítico y con sus votos razonados hubiera destapado el manoseo legal, en Guatemala todo es posible y no hay que ser tan ingenuo para pensar que la idea del diputado fue resultado de algo alucinante. Es interés de todos los que se han beneficiado del actual estado de cosas garantizar que la fiesta siga sin contratiempos y por ello el manejo de las postulaciones para el Ministerio Público en el que la indiferencia ciudadana alienta a que puedan hacer mucho más que micos y pericos, deja la puerta abierta de par en par para nuevos y más grandes manoseos.
El médico y estadista, como llama España a Giammattei, es posiblemente uno de los gobernantes más dispuestos a hacer su capricho en la historia del país y, si se le antoja, podría girar sus feroces instrucciones, literalmente hablando, a su adalid en la CC para que usen como borrador las sentencias que sobre el tema de la reelección mandaron a hacer expresamente Juan Orlando Hernández y Daniel Ortega y que ya han repercutido en otros países de esta región en donde los indicadores de la democracia siguen en constante picada.
Ciertamente puede haber políticos bocones que por quedar bien dicen cualquier chaquetería como la que marcó el inicio del discurso de España exaltando las “cualidades” de estadista y de médico del gobernante, quien ha mostrado su capacidad en este último campo arremangándose las mangas para inyectar algunas vacunas, ejecutando posiblemente lo más cercano al ejercicio de esa profesión en toda su larga trayectoria.
El ciudadano tiene que tener la certeza de que mientras siga indiferente ante los constantes abusos en el ejercicio del poder y la administración de justicia, alienta cualquier nuevo abuso que se les ocurra y vayan anunciando, para medir reacciones, desde la tribuna pública.