Juan Antonio Mazariegos G.
Bien dice el dicho que el ser humano, es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra. Rusia ha iniciado esta semana una invasión a gran escala en contra de Ucrania, su vecino mucho más pequeño y con menores fuerzas armadas que se convierte en la nueva pieza de colección que desea el Zar Ruso, Vladimir Putin. Por supuesto, el deseo o la ambición no son los únicos motores de Putin, su ego está en juego, amenazó, amenazó y ya no tenía marcha atrás en su discurso, no hay brabucón que pueda conservar dicha imagen, dando vuelta atrás, pidiendo disculpas o reflexionando sobre lo que sería mejor, incluso para su propio pueblo.
El avance ruso, condicionado por su superioridad numérica y mucho mejor armamento, no se detuvo en las provincias separatistas del Lugansk y Donetsk, como consideraban los analistas en una primera instancia. Por el contrario, el ataque se dio también desde Bielorrusia, un gobierno títere de Moscú y desde Crimea, el territorio que también arrebató Rusia por la fuerza a Ucrania en el 2014 y tiene como claro objetivo llegar rápidamente a Kiev y descabezar al gobierno.
Sin duda, no hay en este momento, nada más importante que las vidas humanas, Europa no vivía una guerra así, desde el final de la Segunda Guerra Mundial y esta suerte de reality show que nos muestran las redes sociales a cada minuto, mostrando bombardeos, imágenes de blindados avanzando y miles de desplazados huyendo hacia lugares más seguros, no hace más que describir el horror de la guerra, la cual, si realmente lo pensamos no deja más que solo perdedores.
Por supuesto, Putin, un antiguo agente de la agencia de espionaje soviético, la KGB, venido a político y encostrado gobernante de Rusia durante los últimos 20 años, tiene agenda y objetivos. Recobrar el antiguo territorio de la Unión Soviética, impedir que esos mismos territorios se integren a occidente y dejen de ser sus satélites, o conformen democracias que se alejen de su esfera de influencia. Un Estado confiable o respetuoso del derecho internacional no invade a sus vecinos o utiliza la fuerza para satisfacer sus intereses.
Lo que está en riesgo ahora, más allá de la pérdida de vidas humanas y del sufrimiento de muchos, es el orden mundial y la posibilidad de que Putin se envalentone más y pretenda continuar sus agresiones hacia Occidente. La Unión Europea y Estados Unidos han implementado duros paquetes de sanciones económicas contra el agresor, no sé si será suficiente para disuadirlo y detenerlo. Aquí, al otro lado del mundo, las consecuencias se empiezan a notar, el petróleo sobrepasó los 100 dólares por barril ya en la Bolsa de Nueva York, la inflación que habían dejado las medidas económicas para combatir los efectos de la Pandemia se verá ahora maximizada. Como ya quedó demostrado, el mundo está demasiado interconectado, como para que lo que suceda en un lado, no tenga efectos al otro lado del planeta. Si, el hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra y el Colonialismo está de vuelta. El señor Putin se empeña en demostrarlo.