Contradicciones

Una cosa es saber y otra actuar. Casi el 100% de personas y profesionales de la salud saben que deben lavarse las manos. Si observamos si lo hacen como debiera, menos de la mitad lo hace. Durante la pandemia, esa proporción ha aumentado y la gente lo justifica con diversas explicaciones, predominando un «para eliminar el virus«.

¿Qué justifica ese cambio de práctica además de la salud?

Si la pregunta se la hiciéramos a psicólogos, estos nos dirían: Elimina también la culpa de malas acciones (puedo ser agente difusor del virus). Debilita la ansiedad al participar en un comportamiento compensatorio (apoyar en el combate de la pandemia). Atenúa el impacto de la repugnancia en el juicio moral (no hago nada).

Si la pregunta se la dirigimos a filósofos, probablemente nos contestarían: La razón no es «universal» en el sentido trascendente; es decir, no es parte de la estructura del universo. Sin embargo, es universal el mandato lavarse las manos, al igual que casi lo es horror a la pandemia. Lo que permite decidir actuar, es la forma en que encaran y entienden nuestras mentes determinados momentos; cuando estos atañen en daño o beneficio a todos, el consenso es más general.

Finalmente, los neurocientíficos, nos harían la siguiente advertencia sobre la razón: • La razón no es completamente consciente, sino mayoritariamente inconsciente. • La razón no es puramente literal, sino en gran medida metafórica e imaginativa. • La razón no es desapasionada, sino emocionalmente comprometida. Incluso puede mezclarse todas las razones dadas. Entender razones es de grandes proporciones y conlleva un cambio correspondiente en nuestra comprensión de lo que somos como seres humanos y de cómo actuamos individuos e instituciones.

Se ha demostrado que lavarse las manos, es efectivo en el control de virus respiratorios y patógenos intestinales. Pero hay otros efectos del lavado de manos que tiene que ver con nuestra historia, cultura y emocionarnos. En los viejos tiempos y en muchas culturas, se decía como metáfora, que cuando uno se lavaba las manos, se distanciaba de actos inmorales. Lavarse las manos no solo limpia cuerpo y conciencia; ahora los estudiosos, han encontrado que también afecta la forma en que un individuo considera una decisión que acaba de tomar.

Pero ¿cómo justifican la decisión los razonamientos?

Muchos psicólogos, suelen afirmar que después de que las personas han tomado una decisión, ya sea una decisión importante, como elegir por qué político votar o usar mascarilla o no cumplir con el distanciamiento social, cualquier decisión, aunque sea trivial, tienden a exagerar sus beneficios ante su conciencia y ante la de los demás; y a la vez, también exageran las posibles desventajas de las opciones que rechazaron. De tal manera que algunos afirman que “La gente se enfoca en las características positivas de su elección y las características negativas de la opción rechazada”.

 

¿Explica eso en parte las divergencias ante vacunarse o no, aceptar o no tratamientos?

Aparentemente. Es bien sabido, que después de decidir algo, es una reacción natural reforzar lo que se eligió con cualidades aún más positivas y lo que rechazó con más negativas. El acto de elegir también polariza y endurece las opiniones. Entonces hay un momento importante: elegir libremente entre dos opciones igualmente posibles (ponerse mascarilla o no, acatar las leyes de distanciamiento social o no) provoca a la persona entrar en un estado psicológico aversivo (estímulos desagradables que inducen cambios en comportamiento vía refuerzo negativo o positivo castigo) que despierta la disonancia cognitiva [tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones (cogniciones)] que culmina en la decisión. Las personas reducen la disonancia, al percibir la alternativa elegida como más atractiva y la alternativa rechazada como menos atractiva, después de su elección.

¿Experiencias al respecto hay?

Volviendo al lavado de manos, dos científicos: Spike W. S. Lee y Norbert Schwarz estudiaron si el lavado de manos reduce este clásico efecto de disonancia posdecisional (incómodo sentimiento o cambio de actitud que, en ocasiones, puede experimentar un consumidor tras realizar una compra o hacer un acto), realizando el siguiente experimento. En sesiones individuales, como parte de una supuesta encuesta de consumidores, 40 estudiantes universitarios seleccionaron de un total de 30 carátulas de CD como si estuvieran en una tienda de música, 10 CD que les gustaría tener y los clasificaron por preferencia personal. Más tarde, el experimentador les ofreció elegir entre sus CD clasificados en quinto y sexto lugar uno, que él les regalaría como muestra de agradecimiento del patrocinador.

 

Presumiblemente, la mayoría de la gente decidiría poseer su quinto puesto en lugar de su sexto puesto, pero la diferencia era que ahora se trataba de una decisión, no de un ranking. Aparentemente, es bien sabido que después de decidir algo, es una reacción natural reforzar su decisión al invertir lo que eligió con cualidades aún más positivas y lo que rechazó con más negativas. El acto de elegir también polariza y endurece las opiniones.

Fue en este punto del experimento, cuando entró en juego el lavado de manos. Después de la elección del CD, los participantes pasaron a otra tarea: completar una encuesta de preferencia que les solicitaba evaluar un jabón líquido. A la mitad de ellos, simplemente se les pidió examinar la botella antes de responder, mientras que otros se les pidió probar el jabón lavándose las manos.

Después de realizar todo lo anterior, los estudiantes se dedicaron a sus tareas habituales y posteriormente se les pidió que volvieran a clasificar los 10 CD seleccionados, supuestamente porque el patrocinador quería saber qué pensaba la gente sobre los CD después de salir de la tienda.
¿Cuál era el objetivo central del estudio? Lo era responder a la pregunta Lavarse las manos ¿puede atenuar la necesidad de justificar una elección reciente? Lo que se encontró es que Sí, como se puede ver en la siguiente gráfica.

Aquellos que no se lavaron las manos físicamente exhibieron cambios. Un cambio bastante grande. Los estudiantes que se lavaron físicamente las manos mantuvieron la misma clasificación. La polarización posterior a la elección no ocurrió.

Para aquellos que simplemente examinaron el jabón (sin lavado), la preferencia por la alternativa elegida sobre la rechazada aumentó desde antes de la elección hasta después de la elección en un promedio de 1.9 clasifica. En cambio, para quienes se lavaron las manos, las preferencias no se vieron afectados por su decisión.  Por lo tanto, el lavado de manos redujo significativamente la necesidad de justificar la elección, al aumentar la diferencia percibida entre las alternativas, para la interacción del tiempo y la manipulación del lavado de manos.

Como los científicos suelen ser desconfiados, otro estudio con algo más atractivo trató de replicar el anterior. En sesiones individuales, 85 alumnos respondieron a una supuesta encuesta a consumidores, sobre cuatro mermeladas de frutas. Posteriormente, se les ofreció elegir entre dos frascos como muestra del agradecimiento del patrocinador. Después de su elección, los participantes completaron una encuesta de productos aparentemente no relacionada sobre una toallita antiséptica; la mitad simplemente examinó la toallita, mientras que otros la probaron lavándose las manos. A continuación, calificaron el sabor esperado de las cuatro mermeladas (0 = nada bueno; 10 = muy bueno). Lo que se encontró fue que el lavado de manos redujo significativamente el clásico efecto de disonancia posdecisivo para la interacción del producto y la manipulación del lavado de manos.

El efecto entonces no se limitaba al jabón líquido, también funcionó con antisépticos para manos. La limpieza física de manos no solo eliminó la suciedad y los microbios, sino también la necesidad de justificar las decisiones.

Se puede decir entonces que la limpieza física influye en el juicio moral y el comportamiento. Aspectos interesantes en estos estudios que deberían considerar salubristas y políticos cuando desarrollan e implementan programas y en especial que algunas metáforas no son solo metáforas. Pueden tener un contenido literal en entendimiento y decisión de las personas. Un cigarro no es realmente solo un cigarro. El otro aspecto a tomar en cuenta es que las tareas diarias, aparentemente irrelevantes y triviales pueden tener un efecto significativo sobre cómo vemos el mundo, en este caso, cómo justificamos las elecciones que hacemos y por lo tanto que impactos podemos esperar de acciones e intervenciones.

 

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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