La tuberculosis (TB) sigue estando en causa principal de muerte en todo el mundo. Es una enfermedad infecciosa con fuertes determinantes sociales asociados a la pobreza y algo que preocupa actualmente, es que su tratamiento clínico se está volviendo resistente a los medicamentos usados con regularidad.

En Guatemala, la tasa de incidencia es de 27 por 100,000 habitantes según las autoridades del Ministerio de Salud. El análisis de VIH y TB realizado en mayo 2008 arrojó que entre el 12-15% de los enfermos de TB registrados en Áreas de Salud son VIH positivo. El 50% de los pacientes VIH positivos de hospitales presentaron TB activa, siendo esta la infección oportunista más frecuente en personas VIH. El 3% de los casos nuevos diagnosticados presentan multidrogorresistencia (estudio de vigilancia de MDR, 2002-2003, PNT y LNS) y de acuerdo a lo estimado por OPS estas cifras deberían ser menores a 1% 1.  Hace aproximadamente un año, el MSPAS lanzó el Observatorio Social de Tuberculosis de Guatemala (OSTB) que tiene como misión un espacio de investigación social participativa, de planeación, asistencia técnica y propuestas de políticas públicas en torno a dicha enfermedad en el país.

 

Para noviembre del 2020 el MSPAS señalaba que se había presentado una disminución en la detección de casos de VIH del 35% con respecto al año anterior, esto como producto de la Pandemia de COVID-19 que no ha permitido una vigilancia epidemiológica nacional adecuada y advertía que debido a que la detección de nuevos casos ha sufrido un fuerte descenso de operación, eso vendría a incidir de manera negativa en su control 2.  De igual forma que sucede con muchas infecciones, el 70% de casos se acumula en tres departamentos y lo mayoría de casos se da en población entre los  20 a 45 años siendo más frecuente en hombres. De igual forma, afecta diferente según lugar en que se vive, a los distintos grupos de población. Un informe reciente3 de centros penitenciarios, afirma que en cuanto a enfermedades oportunistas dentro de los privados de libertad, en esa institución la más común es la Tuberculosis. Estudios de corte han demostrado que el 5 y el 9% de los pacientes tuberculosos son VIH positivos y por lo menos el 20% de los pacientes con Sida padecen de Tuberculosis. A pesar que en el país la Tuberculosis ha sido un problema que va de moderado a grave, en los últimos años se ha observado un aumento de la prevalencia de dicha enfermedad, dentro de los centros penales a cargo del Sistema Penitenciario. El especialista en enfermedades pulmonares, Dr. Castillo, afirma que “Guatemala no es la excepción al considerarse que la mortalidad en este país es baja y se reportan casi tres mil casos anuales porque la enfermedad es prevenible y curable”, y concluye que no podemos presumir que la hemos erradicado, pues aún tiene presencia en nuestro país y todos somos susceptibles de adquirirla4.

La indiferencia social y del sistema de salud, que ha adquirido la Tb en muchos países de ingresos bajos y medianos como el nuestro, se da porque están experimentando una transición nutricional con un rápido aumento de las enfermedades no transmisibles (ENT) relacionadas con la nutrición, como la diabetes y la hipertensión, que no se limita a los grupos de ingresos más altos y se asocian con problemas de energía de baja calidad y eso no perdona que -dietas densas, estilos de vida sedentarios y otros factores de riesgo conductuales como el consumo de alcohol y tabaco, sigan estando presenten como factores de riesgo para la adquisición de TB y asociados con resultados adversos a su tratamiento incluida la posibilidad de  muerte.

 

La diabetes es un factor de riesgo para desarrollar TB activa y los resultados adversos del tratamiento, incluida la muerte y la recaída o la TB recurrente. En Guatemala se estima, que la desnutrición, el VIH y la diabetes, son los principales factores de riesgo de tuberculosis a nivel de la población. Guatemala es catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un país de «alta carga» de tuberculosis, con una tasa de incidencia para el año rondando los 20 por 100.000 habitantes y una carga de 3,080 casos nuevos según bases de datos del Programa de Tuberculosis. En nuestro país, el Programa Nacional de Tuberculosis y Enfermedades Respiratorias es una instancia del Ministerio de Salud responsable de definir las directrices, estrategias, políticas y acciones relacionadas con la promoción, prevención y control de la tuberculosis y las enfermedades respiratorias. Pero ese programa con el de las enfermedades crónicas tiene poca relación, a pesar de que a nivel mundial hay un reconocimiento cada vez mayor de la carga y el impacto de la multimorbilidad (la coexistencia de 2 o más afecciones médicas) para la TB y otros resultados de salud, pero también de las oportunidades dentro de los programas de TB, para aumentar la detección y la aceptación de los servicios de salud para las ENT. Sin embargo, a pesar de que muchas ENT y TB comparten factores de riesgo y estrategias de manejo relacionados con la nutrición, rara vez se considera la vigilancia nutricional vinculante con los servicios de nutrición para la TB y las ENT.

Existen datos sistemáticos limitados de multimorbilidad en la TB y, a menudo, se basan en los obtenidos de estudios retrospectivos que, debido a los altos niveles de ENT no diagnosticadas y la falta de detección de rutina o captura/informe de datos de nutrición (p. ej., índice de masa corporal (IMC)) generan probablemente subestimaciones sobre casuística de TB con multimorbilidad. Además, los informes a menudo se centran en una sola afección, la mayoría de las veces la diabetes. Un análisis secundario reciente de los datos de la Encuesta de Salud Mundial de la OMS (recolectados en 2003) indica que hasta dos tercios de las personas con TB pueden tener una o más ENT. Sin embargo, estos datos incluían ENT basadas en autoinforme y enfermedad de TB basada en síntomas de TB de tos o hemoptisis autoinformados. Además, esta encuesta no recopiló información sobre hipertensión o estado nutricional (bajo o sobrepeso) o anemia. Muchos estudios transversales de personas en tratamiento de TB, han informado que hasta el 40% de las personas registradas para el tratamiento de TB tenían al menos una comorbilidad de diabetes, anemia moderada o grave (hemoglobina <11 g/dl) o moderada o grave. desnutrición (índice de masa corporal (IMC) <17 kg/m 2 ).

Cuál es entonces una buena alternativa de control de TB

Debe haber una unión de programas y de estudios e intervenciones multidisciplinarias para la implementación de la estrategia ENT- TB, se recomienda que “todas las personas. Los y las pacientes con TB, deben ser evaluadas para determinar su estado nutricional y recibir asesoramiento y atención nutricional según sus necesidades” y, además, “todas las personas con TB deben someterse a pruebas de detección de diabetes” y, “Además del VIH/SIDA, otras comorbilidades y riesgos para la salud asociados con la TB requieren una gestión integrada”. Sin embargo, para planificar la prestación de dichos servicios, integrados dentro de programas de TB predominantemente verticales y dirigidos por donantes, se necesitan mejores datos para cuantificar el alcance de las multimorbilidades que experimentan las personas con TB.

Los objetivos inmediatos deben ser cuantificar la prevalencia, los patrones e identificar los predictores de comorbilidades no transmisibles que recién comienzan el tratamiento de la TB inscritos en la cohorte de Inicio del tratamiento pero a la vez estudiar los pacientes con ENT y potenciales casos de Tb en ellos. Igual con drogadictos, fumadores, inmunosuprimidos etc.

Las comorbilidades evaluadas deben entonces incluir: desnutrición aguda definida como moderada o grave; diabetes, anemia moderada o grave, hipertensión, VIH: también deben explorarse conductas de riesgo para la salud, preguntando si son fumadores actuales o si alguna vez habían fumado, su número promedio de cigarrillos por día y el número de años que fumaban; se utiliza para calcular el número total de paquetes por año. Se pregunta a los participantes si. Las preguntas relacionadas con el abuso de drogas son también obligadas.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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