El Ministerio de Salud de Bolivia confirmó el viernes la presencia de la variante ómicron del COVID-19 y le atribuyó la escalada de contagios, con los picos más altos desde que comenzó la pandemia.
“Acaban de confirmar la presencia de la variante ómicron en pacientes de La Paz y seguramente también circula en Santa Cruz”, dijo el director nacional de Epidemiología, Freddy Armijo, a radio El Deber.
Armijo explicó que la presencia de ómicron y delta explican el “alto nivel de contagios”. Los casos diarios pasaron de 1.909 el 22 de diciembre a 11.002 -la cifra más alta de toda la pandemia- en la víspera. El mismo día se registraron 40 decesos, según el reporte diario del Ministerio de Salud.
El ministro de Salud, Jeyson Auza, dijo recientemente que la cuarta ola de la pandemia se presenta con una letalidad de 0,7% cuando en la tercera ola era de 1%. El funcionario atribuyó la explosión de contagios a un relajamiento de las medidas de bioseguridad antes de conocerse la circulación de ómicron.
El gobierno decretó la obligación de exhibir el certificado de vacunación desde el 1 de enero en espacios cerrados y en sitios donde se aglomera gente, pero suspendió la medida debido a que los centros de vacunación se vieron abarrotados y por la presión de sindicatos que rechazan la norma.
La región más castigada es Santa Cruz, en el oriente, que concentra más del 60% de los contagios de todo el país. Las autoridades locales han descartado declarar una cuarentena.
El país no recibe grandes flujos de viajeros desde el exterior, lo que explicaría un ingreso tardío de la variante ómicron, según los especialistas.
El gobierno autorizó la inmunización a partir de los cinco años y hasta el jueves se habían vacunado 4,7 millones de personas con dos dosis de un total de 11,6 millones de habitantes, según el Ministerio de Salud.