Luis Fernández Molina
- La propiedad del espacio. Los chinos reclaman que los muchos satélites de Elon Musk ponen en riesgo sus estaciones espaciales; en otras palabras, que se van a chocar. En realidad, son miles los artefactos que gravitan en el espacio sideral. Y van sumando. Ahora bien ¿de quién es el cielo? Me refiero al cielo físico no al cielo que pertenece a las almas devotas. Al tenor del enojo de los chinos el espacio es de ellos. Musk por su parte considera que el infinito es libre. Este nuevo debate recuerda aquel respecto a la propiedad de los mares. Afortunadamente las naciones acordaron las áreas de dominio estatales y los mares abiertos de dominio público mundial. Parecido problema surgió con la Antártida. ¿De quién es? ¿Quién puede explotar sus recursos? Ahora se abre el debate por la disposición del espacio y es una discrepancia que se abre en gran abanico de todos los niveles. Empecemos por lo más bajo: los drones. ¿Qué tan alto pueden volar sobre la propiedad privada? Antes, los aviones, volaban sobre propiedades particulares, pero nadie puso reparo porque volaban a alturas poco aprovechables. Pero los drones vuelan a baja altura por lo tanto cabe la pregunta ¿un dron que vuela a 30 metros de mi propiedad estará violando mi derecho de propiedad? ¿Hasta qué altura dejaría de ser mi propiedad? La cuestión adquiere mayores relieves cuando hablamos de drones tripulados -que no están muy lejos de ser una realidad-. Los helicópteros transitan por encima de terrenos ajenos y los aviones vuelan mucho más arriba. Se abre una discusión respecto a la propiedad etérea en sentido vertical. Los juristas y los legisladores deberán definir los nuevos límites de lo que es “la propiedad”. En especial deberán establecerse parámetros para definir la propiedad del espacio.
- El alcance de las leyes. En el estado indio de Gujarat cobra impulso un movimiento religioso hindú que resalta los valores de su particular creencia. Se pretende limitar el consumo de carne y por lo mismo quieren prohibir el consumo de productos cárnicos y hasta de huevos. Cabe aquí la primera pregunta ¿se puede considerar como “carne” a los huevos? Debate interminable que no quiero abordar. Pero surge el cuestionamiento de hasta dónde puede el estado limitar las acciones humanas. En otras palabras ¿puede el estado imponer restricciones a la dieta de los ciudadanos? Claro, estamos hablando de estados laicos. Todo indica que los sistemas se están volviendo cada vez más cerrados, apegados a cierto nacionalismo o identidad cultural.
- Notre Dame. El New York Times nos informa que la renovación de la iglesia de Notre Dame no agrada a todos los sectores pues unos proponen que dejen el templo tal y como estaba antes del incendio; otros propugnan por aprovechar los trabajos para hacer algunos cambios, entre este sector hay mucha variación de los que quieren introducir cambios arquitectónicos modernos que armonicen con el estilo gótico del siglo XII; colocar obras de arte reciente a la par de pinturas de la colección de la catedral. Es una abierta disputa entre “los defensores de la modernidad y el ecumenismo y los guardianes de un conservadurismo nostálgico”. Hasta el propio Macron desechó que se sustituyera la aguja anterior por algo más contemporáneo. En todo caso las diferencias entre los grupos humanos surgen hasta por una obra piadosa; qué no será en otros temas.
Aprovecho para desear a los lectores mis mejores deseos por un año nuevo pletórico de bendiciones.