José Roberto Alejos Cámbara
Como en la columna pasada y también en la próxima, debo aclarar algunos temas, antes de seguir con la aprobación de los Capítulos de Justicia por el Pleno y claro, exponer cómo se aplicaron y cómo después se modificaron, explicando el porqué estamos como estamos y por qué urge la Reforma Constitucional en este tema, como principio de la Refundación del Estado.
Y hoy que estamos celebrando los 25 años de la Firma de la Paz, se hace necesario dar a conocer que aunque estábamos inspirados en el bien común, en una Guatemala diferente y sobre todo democrática y representativa, manteniendo un estado republicano y representativo, electo de manera directa y en sufragio universal, facilitando la participación de todos los sectores y de todas la ideologías, no podíamos dejar de preocuparnos, porque no habíamos sido convocados para legislar sobre la Ley de Orden Público. Estábamos en medio de un horroroso conflicto armado y esa ley tenía que ser, como todavía lo es, una ley para la guerra, razón por lo cual el tema justicia tenía que ser sumamente fuerte e independiente.
Pero, ¿qué nos faltó? Los temas de la paz. Y es que los sectores que participaron de la construcción de la paz estaban en aquel entonces en plena lucha por cambiar el país desde otro espacio. Las y los exilados aún no creían en el tema y desconfiaban de los militares y claro, el tema mujer, pueblos originarios y muchos más que se discutieron en las mesas de la Asamblea de la Sociedad Civil. Ahí, se debatían los temas que irían a la mesa de negociaciones, no participaron de la constituyente, a pesar de que, como explicamos varias veces, el consenso, las puertas abiertas y escuchar a la población fue la metodología que implementamos y heredamos de aquella clase política. Y digo “clase política”, no lo que hoy tenemos usurpando el espacio y regresándonos al pasado.
Para poder discutir, aprobar y firmar los Acuerdos de Paz, tuvimos que acudir a la Comunidad Internacional, ya que sin su apoyo no se habría logrado. Y esto, producto de grandes esfuerzos, tenía que ser parte de la Constitución, pero a diferencia de la reforma en materia de justicia, que fue aprobada con cierta facilidad, la reforma en materia de los Acuerdos de Paz lograron evitarla, con muy buenas estrategias, no se aprobó en la Consulta Popular.
Los Acuerdos de Paz no se cumplieron y no se cumplirán, ya que los sectores que se oponen son más unidos y organizados que aquéllos que sí los queremos; y aquella batalla para sacar a la Comunidad Internacional del tema, se repite ahora cuando la Comunidad estaba ayudándonos con la reforma sobre justicia.
De tal manera que si queremos que las palabras de la canción que cité la semana pasada se cumpla: “vas a ver, volverá a amanecer… cuando te apague la soledad enciende los recuerdos de la gente que no está y verás el mundo puesto en pié, ROSANA”. Tiene que ser con la participación de todas y todos aquéllos que crememos que es posible tener la Guatemala que nos merecemos.
Que el Año Nuevo, ocasión ideal para meditar, sirva para unirnos y no dejarnos de los de siempre, de quienes ven la paz de otra forma.