La tendencia de crecimiento de la inflación en Estados Unidos (EE. UU.) apunta hacia un escenario de innegable preocupación, en especial para los funcionarios de la Reserva Federal (FED, por sus siglas en inglés). Ante eso, la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la FED tiene a los mercados e inversionistas pendientes de las decisiones que se tomen.
A noviembre, la inflación de EE. UU. llegó al nivel más alto desde 1982, con un 6.8% y manteniendo las estimaciones al alza, por lo que ya no se consideran temporales como hace unos meses. La meta de inflación de la FED es de 2% y la inflación actual supera ampliamente dicho techo.
En la última reunión del año se espera que el llamado Tapering se acelere; es decir, que la FED disminuiría las compras de bonos y empezaría a retirar esa abundante liquidez de dinero de la economía estadounidense, que tiene sus efectos a escala global.
La tasa de interés de política monetaria en EE. UU., que se encuentra entre 0% y 0.25%, podrían empezar a subir el próximo año, mucho antes de lo indicado en las anteriores reuniones de la FOMC. Se estima una primera alza de 0.25 puntos porcentuales en 2022 y se produzcan más durante el próximo año y en 2023.
¿CUÁL ES EL FUTURO DEL MERCADO?
Si las decisiones de la Reserva Federal apuntan a una política monetaria más restrictiva podría causar movimientos en los mercados financieros y condicionar el desempeño de algunas variables macroeconómicas.
Estos movimientos podrían mejorar el rendimiento de los bonos, lo que ocasiona que los precios de las acciones tiendan a bajar y también otras inversiones sustitutas como los precios de algunos commodities y los criptoactivos.
Esta fue la situación que se observó en los mercados después de que en la última reunión del FOMC se indicó que reducirían las compras de bonos en US$15,000 millones al mes.
La FED desde marzo de 2020 ha comprado US$120,000 millones mensualmente de bonos, para dotar de liquidez a la economía. Con el reciente aviso, las compras mensuales se redujeron a US$105,000 millones
Por otra parte, si la Reserva Federal sube las tasas de interés antes de lo previsto, provocará que se dinamicen los flujos de capitales a nivel internacional, endureciendo las condiciones financieras de los países emergentes o en desarrollo como en Latinoamérica, lo cual provocaría cierta presión al alza en las tasas de interés, depreciaciones del tipo de cambio y su efecto en el aumento de la inflación.
Entre las proyecciones de inflación en EE. UU., se espera que esta se reduzca, aunque más paulatinamente de lo que se preveía. Lo anterior daría lugar a un incumplimiento mayor y más persistente del objetivo del 2% de la Reserva Federal.
EFECTOS EN GT
Ante la situación de impacto global, Guatemala no queda exenta de sufrir algunos efectos, los que se irán materializando en la medida en que la FED vaya adoptando una política monetaria más restrictiva. El primer efecto se vería reflejado en las tasas de interés internacionales que afectarían el financiamiento proveniente del exterior hacia el sector privado en 2022.
Además, impactaría en los precios de los Eurobonos del gobierno de Guatemala y el aumento en la tasa de interés de nuevos préstamos del gobierno o en las nuevas colocaciones de los eurobonos.
Al reducir la FED la cantidad de dinero en la economía para bajar los precios internos en EE. UU., los resultados, aunque no sean inmediatos, en el mediano plazo podrían reducir la recepción de remesas, moderar el volumen de las exportaciones y aumentar los precios de los bienes importados.
Aunado a eso, es posible que también disminuyan los precios internacionales de los productos de exportación (commodities), y al mismo tiempo se endurezcan las condiciones financieras para Guatemala ocasionando que sea más caro pedir préstamos en dólares.