En 2019, Guatemala debutó en el Índice Mundial de Seguridad Sanitaria en la casilla 125 de 195 evaluados y su puntuación se situó en 32.7. Desde entonces, el rendimiento de Guatemala ha caído en picada, pues en 2021 el país se ubicó en el puesto 142 en el ranquin mundial.
Este estudio detalla las falencias en las áreas de salud en el país, especialmente en su capacidad de respuesta y seguridad en el entorno de riesgo.
En medio de una crisis pandémica, Guatemala obtuvo una calificación de 29.1 en el índice, reflejando un cambio de -1.9 desde 2019 con el aún gobierno de Jimmy Morales. Este índice, creado por el Centro Johns Hopkins para la Seguridad Sanitaria, observa seis pilares importantes en la salud:
– Prevención
– Detección e informes
– Respuesta rápida
– Sistema de salud
– Cumplimiento de normas internacionales
– Entorno de riesgo.
Con base en las categorías se determinó que de 2019 a la actualidad el país ha fortalecido mayormente el cumplimiento de las normas internacionales; asimismo presentó una leve mejora en la prevención del sistema. No obstante, la capacidad de respuesta, el riesgo y el sistema de salud han disminuido en el índice, mientras que la habilidad de detección se mantiene neutra.
PREVENCIÓN
Según el análisis de esta categoría, Guatemala ha avanzado significativamente en la resistencia a los antimicrobianos (RAM), una de las mayores amenazas a la salud pública, según lo establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y lo anterior surge cuando las bacterias, los virus, hongos y parásitos cambian a lo largo del tiempo y dejan de responder a los medicamentos, lo cual dificulta el tratamiento de las infecciones e incrementa el riesgo de propagación de enfermedades y la muerte.
Desde 2019 Guatemala ha presentado una mejoría de +25 puntos. Sin embargo, el campo de la inmunización registró un déficit de -25 puntos. Si bien la vacunación es actualmente asociada al coronavirus, este índice refleja que la cultura de inoculación de enfermedades prevenibles en Guatemala ha presentado dificultades desde 2019.
Por otro lado, los subíndices que se han mantenido sin cambios son:
– Zoonosis: enfermedades infecciosas transmisibles naturalmente desde animales vertebrados al ser humano;
– Bioseguridad
– Bioprotección
– Investigación de doble uso y cultura de ciencia responsable
CUMPLIMIENTO DE NORMAS INTERNACIONALES
La mayoría de los subíndices en este pilar no presentaron ningún movimiento desde 2019, únicamente el compromiso multilateral y la participación colectiva para mantener las normas mundiales en torno a la seguridad sanitaria tuvo una mejora de +12.5, con una puntuación final de 43.8.
Los acuerdos transfronterizos sobre respuesta a emergencias de salud pública y salud animal y el cumplimiento de informes del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) y reducción del riesgo de desastre se mantienen sin cambios con 50 puntos cada uno desde el 2019.
ENTORNO DE RIESGO
Este fue el área con mayor déficit en la salud de Guatemala, pues desde el 2019 ha disminuido -7.5 puntos. La mayor deficiencia detectada en este rubro fueron los riesgos ambientales (-29.4), lo cual incluye un sistema de saneamiento deficiente, reducción de la superficie forestal, riesgo de desastres naturales y los riesgos económicos que ello pueda conllevar.
Asimismo, se determinó que existen riesgos políticos y sociales que pueden aumentar la vulnerabilidad a las amenazas biológicas. Este subindicador tuvo una reducción de -8.4 y una puntuación final de 31.6. En esta área se califica la capacidad del gobierno para reaccionar de manera coordinada, funcional, no corrupta y humana las crisis sanitarias; la formación de políticas públicas; y la existencia de una burocracia excesiva.
RESPUESTA RÁPIDA
Este fue el pilar con la segunda mayor reducción en el ranquin: -5.9, obteniendo una puntuación actual de 27.9. Este índice evalúa factores de reacción a crisis sanitarias como:
– Preparación para emergencias y planificación de respuesta;
– Ejercicio de planes de respuesta;
– Operación de respuesta a emergencias;
– Vinculación de las autoridades de salud pública y seguridad;
– Comunicación de riesgos;
– Acceso a la infraestructura de comunicaciones; y
– Restricciones comerciales y de viaje.
Según los resultados, Guatemala presentó una mejora de +16.7 en su planificación de respuesta a emergencias sanitarias; sin embargo, en el ejercicio de estos planes el Centro Hopkins calificó al país con 0 puntos, puntuación que ha mantenido desde 2019. También la vinculación de las autoridades de salud pública y seguridad mantienen una puntuación de 0 desde hace tres años.
Del mismo modo, su operación de respuesta de emergencias no ha tenido cambios y se mantiene con una puntuación de 33.3.
Pero, los puntos donde Guatemala ha fallado más en cuanto a la respuesta frente crisis sanitarias son las restricciones comerciales y de viajes. Esta tuvo una baja de -50 puntos, aunque reporta una puntuación final de 50. Además, el acceso a la infraestructura presentó un déficit de -8.3, logrando un resultado final de 57.7 puntos.
En 2019, se publicó el primer índice de Seguridad Global en Salud.
Guatemala rankeó 125/150 países evaluados. Evalúa entre otras cosas, el nivel de preparación de los países para manejar una epidemia.
En 2021, la nueva edición del ranking, Guatemala está en el puesto 142/195— Karin Slowing Umaña (@karin_slowing_u) December 8, 2021
SALUD SIGUE SIENDO INACCESIBLE
Según el centro de estudios, desde 2019 el sistema de salud guatemalteco solo ha mejorado 0.1 puntos en el acceso a la asistencia sanitaria, obteniendo un puntaje de 58.5. En tanto, la capacidad de salud en clínicas, hospitales y centros de atención comunitaria ha disminuido en -0.2 puntos, logrando una calificación total de 1.1.
Otros subíndices con puntuación de 0 desde el 2019 son las contramedidas médicas y despliegue de personal, comunicaciones con los trabajadores de la salud durante una emergencia de salud pública y las prácticas de control de infecciones y disponibilidad de equipo.
DETECCIÓN SIGUE SIN CAMBIOS
La categoría de detección se mantuvo sin cambio desde el 2019 en todos sus subíndices: sistemas de laboratorio, vigilancia e informes en tiempo real, personal de epidemiología, integración de datos entre los sectores de salud humana/animal/ambiental.
Desde ese año se ha mantenido con una puntuación de 30.8 y entre las condiciones que evalúa están:
– La capacidad de identificar de manera rápida y precisa la causa patógena de un brote;
– Prevención y control de enfermedades;
– Capacidad de laboratorio para la detección de enfermedades prioritaria;
– Estrategia nacional para la realización de pruebas durante emergencias de salud pública; y
– Laboratorio nacional acreditado de la instalación de referencia.
Factores que, si bien eran monitoreados desde años anteriores, con la pandemia han cobrado aún más importancia.
¿SALUD TOMARÁ EN CUENTA ESTE ANÁLISIS?
Se consultó con el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) si este informe será tomado en cuenta por las autoridades competentes para fortalecer las áreas en el sistema de salud; no obstante, una hora después de realizar la solicitud no se obtuvo respuesta.