El presidente argentino Alberto Fernández. Foto la hora: Natacha Pisarenko/AP

Tras la derrota oficialista en las elecciones legislativas, el gobierno de Alberto Fernández afronta el desafío de tender puentes de diálogo con una combativa oposición que permitan estabilizar la economía argentina y alcanzar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para refinanciar su deuda.

La coalición peronista gobernante Frente de Todos perdió el control del Senado en los comicios del domingo y aunque sigue siendo la primera minoría en la Cámara de Diputados, acortó su diferencia con la alianza opositora de centroderecha Juntos por el Cambio.

El nuevo juego de equilibrios en el Congreso, donde también la izquierda aumentó su presencia e irrumpió una fuerza liberal antisistema, forzaría al oficialismo a consensuar la agenda económica en un escenario dominado por la inflación, el déficit fiscal, la pobreza y una incipiente recuperación que no logra contrarrestar el derrumbe del casi 10% de la actividad en 2020.

Consciente de su mayor debilidad política a dos años de su llegada al poder, Fernández propuso a la oposición consensuar el acuerdo con el FMI para refinanciar una deuda de unos 45.000 millones de dólares tomada por el gobierno de su antecesor, el conservador Mauricio Macri (2015-2019).

El mandatario peronista adelantó que «en esta nueva etapa profundizaremos nuestros esfuerzos para llegar a un acuerdo sustentable» y, para ello, en los primeros días de diciembre enviará al Parlamento un proyecto de ley que incluirá «los mejores entendimientos que nuestro gobierno haya alcanzado con el staff del FMI en las negociaciones» por la deuda argentina.

El acuerdo con el Fondo requerirá del respaldo de una oposición envalentonada luego del avance logrado en el Poder Legislativo, así como también de los sectores divergentes que integran el propio oficialismo.

Al respecto Fernández, exponente de un ala moderada del peronismo, aclaró que la iniciativa cuenta con el aval de la vicepresidenta y exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), representante del ala más populista y con quien mantiene fuertes divergencias.

Los analistas son algo escépticos sobre la viabilidad de definir en un tiempo breve negociaciones que podrían conllevar un ajuste social resistido por el ala más izquierdista del oficialismo.

«El presidente va a presentar un proyecto del que no se conocen detalles. Sigue hablando de un acuerdo con el Fondo pero no parece que (en el gobierno) estén dispuestos a acceder a cosas que seguramente el FMI va a pedir… está todo muy en el aire», dijo a The Associated Press Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos.

Según Tiscornia, «la oposición no se va a sentar a firmar cualquier cosa, sino que va a tratar de aprovechar el poder que consiguió para ponerle límites al gobierno y tratar de que éste último pague el costo por corregir las cosas que ha ido complicando en el ultimo tiempo».

Para Alberto Ramos, economista jefe para América Latina de Goldman Sachs, el gobierno tendrá que negociar «con una oposición más revitalizada», lo que podría conducir «a un proceso de formulación de políticas ruidoso y volátil». En ese escenario, la volatilidad macroeconómica y financiera se mantendría alta «y dados los grandes desequilibrios actuales, parece inevitable una gran devaluación a corto plazo».

Los activos argentinos operaban el días después de los comicios sin una tendencia uniforme, con bajas en las acciones argentinas que cotizan en Wall Street y subas en los bonos.

En diciembre, mes en que se discutirá en el Congreso el programa económico del oficialismo, vencen 1.900 millones de dólares adeudados al FMI y en marzo 3.500 millones.

En los comicios de medio término se renovó la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado.
Juntos por el Cambio se impuso en 13 provincias, entre ellas las cinco más importantes electoralmente, mientras que el oficialista Frente de Todos ganó en nueve.

El traspié del peronismo en un contexto socioeconómico adverso no asegura un cambio de signo político en las elecciones presidenciales de 2023 dada la gran capacidad de ese espacio político para reinventarse y unirse detrás de un líder cuando la realidad lo exige.

En tanto, es muy posible que los principales referentes de la oposición -entre ellos el expresidente Macri- entren en una pugna de cara a las presidenciales, lo que influirá en las negociaciones que entablen con el oficialismo en el Parlamento.

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