Los jugadores de Estados Unidos celebran la victoria 2-0 ante México en las eliminatorias del Mundial. Foto/Julio Cortez/AP

Christian Pulisic cabeceó un balón en su primer toque del partido a los 74 minutos y Weston McKennie aumentó a los 85 para que Estados Unidos derrotara el viernes 2-0 ante México y lo desplazara como líder de las eliminatorias mundialistas de la CONCACAF.

El 2-0 es un gratificante marcador cargado de simbolismo para los estadounidenses frente a su clásico adversario regional.

También sentenció la tercera victoria de Estados Unidos contra el Tri en partidos oficiales este año, sumándose al triunfo 3-2 en la final de la Liga de Naciones en junio — con otro gol de Pulisic — y luego el 1-0 en la definición de la Copa de Oro en agosto.

Recién recuperado de una lesión en el tobillo izquierdo que sufrió en la victoria ante Honduras a inicios de septiembre, Pulisic ingresó por Brenden Aaronson a los 69 para encaminar una victoria inapelable.

En una noche fría en Cincinnati, México fue borrado de la cancha durante una desteñida segunda mitad y perdió su invicto en el octagonal final de la CONCACAF. El equipo de Gerardo Martino cedió la iniciativa, sus delanteros lucieron aislados y la vulnerabilidad de su defensa quedó en evidencia en el tramo final.

Cumplidas siete fechas en las eliminatorias hacia Qatar 2022, Estados Unidos quedó en la cima con 14 puntos. México tiene la misma cosecha, pero con una peor diferencia de goles.

Canadá, el rival al cual México visitará el martes, derrotó de local 1-0 a Costa Rica para afianzarse en el tercer lugar con 13 unidades. Panamá es cuarto con 11 puntos.

Los tres primeros de la CONCACAF se clasifican directamente a una Copa Mundial que se disputará dentro de casi un año. El cuarto deberá disputar un repechaje intercontinental.

Más allá de un par de ocasiones desperdiciadas por Hirving Lozano y Jesús Corona en la primera parte, el seleccionado mexicano fue claramente superado en todos los sentidos.

A fuerza de intensidad, Estados Unidos ganó la batalla en el mediocampo, donde el tridente conformado por Yunus Musah, Tyler Adams y Weston McKennie fue pletórico.

Musah, un chico de 18 años que juega en el Valencia de España, gestó el primer gol al pasar el balón a Tim Weah por la derecha. Weah, el hijo de George Weah — el presidente de Liberia y ex astro del Milan — acomodó el centro que Pulisic cabeceó hacia abajo frente a Johan Vásquez.

Pulisic celebró su 17mo gol con la selección, dirigiéndose a la línea para apuntar al parche en su casaca, frente a la eufórica masa de hinchas de Estados Unidos ataviada con los colores rojo, blanco y azul en el estadio TLQ.

 

McKennie, quien fue sacado de la selección para dos partidos en septiembre por quebrantar los protocolos de COVID-19, anotó el segundo gol tras intercambiar pases con Jesús Ferreira. McKennie no podrá jugar contra Jamaica el próximo martes por acumulación de tarjetas tras recibir una amonestación a los 68 por reclamar a los árbitros por una falta sobre Aaronson.

México enfrentó una crisis con sus marcadores centrales, ya que Néstor Araujo tuvo que purgar una fecha de suspensión y Héctor Moreno y César Montes fueron descartados por lesiones. Vásquez y Julio César Domínguez acabaron formando la dupla de centrales.

El Tri adoleció también de una alarmante generación de juego y calidad en una zona media, donde Luis Romo, Edson Álvarez y Héctor Herrera fueron desbordados.

 

La noche acabó en fiesta para los anfitriones, gritando el «Dos a Cero» a sus rivales, el resultado conseguido por Estados Unidos en cuatro partidos consecutivos como locales en las eliminatorias — entre 2001 y 13 — todos en Columbus, que como Cincinnati es una ciudad en el estado de Ohio.

Esa racha se había roto en 2016, cuando México se impuso por 2-1 en Columbus.

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