Una exdirectiva de metalurgia en el estado de Washington se declaró culpable de fraude ayer, después que pasara décadas falseando los resultados de las pruebas de resistencia del acero que se utilizaba para fabricar submarinos de la Marina de Guerra de Estados Unidos.
Elaine Marie Thomas, de 67 años, de Auburn, Washington, era la directora de metalurgia de una empresa de fundición de Tacoma que suministraba piezas de acero a los proveedores de la Marina Electric Boat y Newport News Shipbuilding para fabricar cascos de submarinos.
Entre 1985 y 2017, Thomas falsificó los resultados de las pruebas de resistencia y dureza de al menos 240 lotes de acero, alrededor de la mitad del acero que la fundición producía para la Marina, según su declaratoria de culpabilidad, presentada el lunes en la corte federal de distrito en Tacoma.
Las pruebas pretendían demostrar que el acero no fallaría en caso de colisión o en determinados «escenarios de guerra», según el Departamento de Justicia.
No se alegó que algún casco de submarino fallara, pero las autoridades dijeron que la Marina había incurrido en mayores gastos y trabajos de mantenimiento para garantizar que siguieran siendo aptos para el mar.
El gobierno no reveló qué submarinos estaban afectados.
Thomas podría ser condenada a hasta 10 años de prisión y a una multa de un millón de dólares cuando se le dicte sentencia en febrero. Sin embargo, el Departamento de Justicia dijo que recomendaría una pena de prisión en el nivel más bajo de lo que el tribunal determine como rango de sentencia estándar en su caso.
En una declaración presentada en el tribunal en su nombre ayer, su abogado, John Carpenter, dijo que Thomas «tomó atajos».
«La señora Thomas nunca tuvo la intención de poner en riesgo la integridad de ningún material y se siente satisfecha de que las pruebas del gobierno no indican que la composición estructural de ningún submarino estuviera comprometida», escribió Carpenter.
«Este delito es único en el sentido de que no estuvo motivado por la codicia ni por ningún deseo de enriquecimiento personal. Se arrepiente de no haber seguido su brújula moral; admitir declaraciones falsas no es la forma en que imaginaba vivir su jubilación.»
La conducta de Thomas salió a la luz en 2017, cuando un metalúrgico que se preparaba para sustituirla observó resultados de pruebas sospechosos y alertó a su empresa: Bradken Inc., con sede en Kansas City, que adquirió la fundidora en 2008.
Bradken despidió a Thomas y reveló inicialmente sus hallazgos a la Marina, pero luego señaló de manera errónea que las discrepancias no eran el resultado de un fraude. Eso obstaculizó la investigación de la Marina sobre el alcance del problema, así como sus esfuerzos para remediar los riesgos para sus marineros, afirmaron los fiscales.
En junio de 2020, la empresa aceptó pagar 10,9 millones de dólares en un acuerdo de procesamiento diferido.
Cuando se le confrontó con los resultados alterados, Thomas declaró a los investigadores: «Sí, eso se ve mal», dijo el Departamento de Justicia. Manifestó que, en algunos casos, cambió las pruebas para aprobarlas porque le parecía «estúpido» que la Marina exigiera que las pruebas se realizaran a 73 grados Celsius bajo cero (100° Fahrenheit bajo cero).