La presidenta de la federación sindical más grande de Japón dice que está decidida a escuchar a todos los trabajadores en la lucha por mejores salarios y condiciones laborales.
Tomoko Yoshino es la primera mujer en dirigir la Confederación Sindical Japonesa, también conocida como Rengo.
En una entrevista con The Associated Press, Yoshino dijo que el trabajo estable tiene que ser la máxima prioridad después de la pandemia de coronavirus, que afectó en mayor medida a las mujeres y a otros grupos vulnerables en Japón y en otras partes del mundo.
Tradicionalmente, los sindicatos japoneses sólo han representado a los «trabajadores fijos», es decir, a los que tienen un empleo permanente a tiempo completo. Rengo ha aumentado las labores para fomentar la organización de los trabajadores «no fijos», como los que tienen contratos temporales, los que trabajan a tiempo parcial y los independientes, de los que una gran parte son mujeres.
«La cuestión más apremiante es asegurar un empleo estable. Los suicidios se han incrementado entre las mujeres… y muchos trabajadores ‘no fijos’ temen perder sus empleos, mientras que muchos otros fueron despedidos y terminaron en apuros después de utilizar sus ahorros», dijo Yoshino, quien el mes pasado fue elegida presidenta de la federación de unos 7 millones de trabajadores.
Japón lleva años lidiando con escasez de mano de obra conforme su población se reduce y envejece. La escasez crónica de mano de obra ha dado lugar a innovaciones como hoteles con mostradores atendidos por robots y trenes sin conductor. Pero no ha hecho que los salarios aumenten de forma apreciable: los ingresos reales ajustados a la inflación han estado disminuyendo durante la mayor parte de los últimos 30 años. Y un número cada vez mayor de trabajadores son «no fijos» sin prestaciones completas.
«Para estabilizar su vida cotidiana, debemos apresurarnos a proteger su empleo», comentó. «En ese sentido, como presidenta de Rengo, creo que debo extender la mano a esas personas y escuchar sus voces de cerca y exigir un mejor entorno laboral para ellas».
La tasa de pobreza entre los niños japoneses, sobre todo en familias de padres solteros, es una de las más altas entre los países ricos.
Mientras tanto, el número de suicidios en Japón aumentó en 912 para un total de 21.081 el año pasado, lo que representa el primer incremento interanual desde 2009, de acuerdo con un reporte anual publicado el martes por el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar.
Atribuyó el aumento a la pandemia de COVID-19. Aunque el número de suicidios entre los hombres disminuyó por 11er año seguido, los ocurridos entre mujeres subieron un 15% a 7.026, el primer incremento en dos años.