Dos indígenas murieron baleados en la sureña región del Biobío que junto a la vecina Araucanía viven bajo estado de emergencia en un intento del gobierno de Chile por disminuir los atentados con la ayuda de los militares.
El ministro del Interior, Rodrigo Delgado, dijo que los mapuches llegaron heridos a un centro de salud y que se investiga si fueron baleados durante un fuego cruzado entre supuestos indígenas y personal policial y de la armada ocurridos horas antes. Agregó que hay que esperar peritajes y las autopsias para saber qué tipo de proyectil los mató.
Previamente en la comuna de Colcura, en el Biobío, 550 kilómetros al sur de Santiago, un grupo de encapuchados interceptó un par de autobuses con trabajadores y tras desocuparlos quemó uno. En la misma región otros desconocidos quemaron una vivienda, una bodega y una empresa de áridos.
Los hechos se registraron un día después que en La Araucanía encapuchados descarrilaron un tren para luego incendiar algunos de los vagones que transportaban celulosa.
Los atentados siguen produciéndose casi a diario en La Araucanía y en el Biobío, que desde el 14 de octubre fueron puestas bajo estado de emergencia –que disminuye las libertades de reunión y movimiento– en un intento por frenar los ataques. Según el gobierno del centroderechista presidente Sebastián Piñera, la violencia ha disminuido casi a la mitad.
Piñera anunció esta semana que solicitará al Congreso que le permita extender la vigencia del estado de excepción hasta casi fin de mes. Unos 2.000 militares llegaron a la zona para colaborar con la policía militarizada.
La violencia en el sur, especialmente en La Araucanía, se arrastra por décadas y se ha acentuado el último año con un aumento de los ataques incendiarios que ningún gobierno ha logrado controlar desde el regreso de la democracia, en 1990.
El 12% de los 19 millones de habitantes de Chile son mapuches y cerca de la mitad viven en La Araucanía y en sus alrededores, muchos de ellos en medio de la pobreza. Los más radicalizados exigen la devolución de las tierras ancestrales que el Estado de Chile les quitó por las armas, a fines del siglo XVIII.