José Roberto Alejos Cámbara
Los humanos podemos arreglar los problemas, pues los humanos somos los responsables de haberlos creado. Empecemos por escucharnos, ya que son muchos los temas. Yo comencé a leer y a seguir leyendo sobre el tema y mencioné a varios que han escrito y siguen escribiendo sobre la REFUNDACIÓN. Me hicieron un comentario de parte de alguien que admiro mucho y lo considero un gran maestro, quien además de ser un constitucionalista de derecha muy centrado y objetivo, sólo estaba leyendo a la izquierda y, de la forma como lo escribí, tiene razón.
Esta serie de columnas las inicié a raíz de la propuesta de CACIF. Hablo de Fundesa, del estado líquido al estado sólido (Enade). Pues como lo mencioné en los talleres, reconocer que vivimos en un estado líquido es un gran avance y una gran coincidencia, y proponer que se convierta en un estado sólido más aún. En ese entonces, fueron los de izquierda los que me escribieron diciendo que esa era mi propuesta y que no estaba viendo la de ellos. Escucharé y leeré a Hugo Maul, Richard Aitkenhead, Lizardo Sosa y otros, como un ejemplo para abrir la mente a todos los sectores, sin importar la crítica.
Insisto en que podemos arreglar los problemas, pues nosotros los provocamos, pero «siempre y cuando no los provoquemos a propósito para servirnos de ellos…» De ahí que el Diálogo sin buena fe ni voluntad de cambio, fundado en la Justicia Social y el Bien Común, por ahora no funciona, y por eso debemos escuchar y construir una propuesta objetiva, realizable. Vimos que por falta de planificación y programas, más corrupción y una oligarquía feudal, también corrupta no hay interés en que las cosas cambien, pues tal como están les va muy bien. Vamos hacia un Estallido Social que una vez se desarrolle plenamente, nos puede llevar a un derramamiento de sangre, a la imposición de esquemas producto de la fuerza y no de acuerdos. El orden mundial y regional cambió. Hoy, tenemos un mundo de grandes potencias multipolares y nuestra sociedad se aferra a su viejo corral. Unos cuantos dirigentes de un lado o del otro y el pueblo ajeno. Un puñado inmensamente rico, una minúscula clase media, una gran población pobre y el resto extremadamente pobre.
Los Acuerdos de Paz se dieron en medio de un Gobierno de Extrema Derecha y una Dirigencia Guerrillera, desgastada y no representativa, sumado a que el pueblo no participó de los Acuerdos, aunque la idea de la Asamblea de la Sociedad Civil fue buena. El seguimiento quedó en la auto-llamada Izquierda progresista y la oligarquía que piensan que 1944 y 1954 son acuerdos incambiables, sumado a un sector político cooptado y por eso inexistente, que obliga a que sean otros “humanos” los que escuchen y construyan.
Me agrada coincidir en que son pocos los temas con los que debemos empezar. La mayoría de sectores coinciden en que el tema electoral, el funcionamiento efectivo de los tres organismos del estado, iniciando por el Legislativo, la Ley de Servicio Civil, las reformas a la seguridad y justicia, y claro, sin olvidar el tema del presupuesto y su fiscalización, deberían de ser temas donde encontremos lo que nos une para una propuesta seria.