Un trabajador lleva botellas de aceite vegetal del PMA para distribuirlas entre los desplazados internos en un campamento de Yemen. Foto La Hora/DPA/Europa Press/© PMA / Hani Saleh.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha alertado de un «aumento exponencial» del hambre en el mundo a cuenta de la crisis climática si no se toman acciones «urgentes» a nivel mundial para ayudar a las comunidades más desfavorecidas a adaptarse a los impactos del clima.

El organismo dependiente de la ONU ha detallado en un comunicado que las comunidades más vulnerables, en su mayoría dedicadas a la agricultura, la pesca y la ganadería, son a la vez las que menos contribuyen a la crisis climática, y que previsiblemente seguirán soportando la peor parte de los impactos climatológicos contando además con medios limitados.

«Grandes extensiones del mundo, desde Madagascar hasta Honduras y Bangladesh, están en medio de una crisis climática que ahora es una realidad diaria para millones (de personas). La crisis climática está alimentando una crisis alimentaria», ha puesto de manifiesto el director ejecutivo del PMA, David Beasley.

En concreto, en el caso de Madagascar, decenas de miles de vidas están en peligro en la región sur del país, donde las sequías han conducido a casi más de un millón de habitantes a situaciones de hambre severa. Casi 14 mil sufren hambruna, y se espera que esta cifra se duplique de cara a finales de año.

Más del 60 por ciento de los malgaches del sur del país se dedican a la agricultura y han visto como sus medios de vida han colapsado y su única fuente de alimento se ha secado debido a la escasez de lluvias.

Por otro lado, PMA ha puesto de manifiesto que la crisis climática agrava las vulnerabilidades ya existentes en aquellas zonas que presentan conflictos. En este punto han recordado el caso de Afganistán, donde una severa sequía sumada al conflicto interno y las dificultades económicas que afronta el país ha dejado a un tercio de la población con escasez de alimento.

«Si esta es la nueva normalidad, no podemos seguir dando bandazos de desastre en desastre. Tenemos que ir más allá de simplemente recoger los pedazos después de que golpea la crisis y, en cambio, gestionar los riesgos climáticos para que ya no tengan el poder de destruir la seguridad alimentaria de las comunidades más vulnerables», ha añadido Beasley.

ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO

Es por esto que el Programa Mundial de Alimentos ayuda a este tipo de comunidades a adaptarse a las variaciones climáticas que amenazan su capacidad productiva alimentaria, y hasta la fecha ya ha colaborado con 39 gobiernos.

En el año 2020, el PMA implementó este tipo de soluciones en casi 30 países, beneficiando a más de seis millones de personas para que estén mejor preparadas de cara a las crisis y tensiones climáticas y puedan recuperarse más rápido. Además, en la última década el organismo ha movilizado casi 300 millones de dólares –más de 250 millones de euros– a este fin.

En el caso de Bangladesh, el PMA apoya a las comunidades afectadas por los monzones e inundaciones con asistencia previa a los desastres para que puedan comprar suministros básicos, proteger activos críticos y transportar ganado y familias a lugares seguros.

Asimismo, el organismo de la ONU, junto con sus socios, ha protegido a cerca de 1,5 millones de personas en Malí, Mauritania, Burkina Faso, Zimbabwe y Gambia de sequías catastróficas con seguros contra riesgos climáticos, a través de la Iniciativa de Réplica de Capacidad Africana Frente al Riesgo.

«El conflicto está hundiendo a millones en el hambre hoy, pero la crisis climática tiene el potencial de hacer que los conflictos enanos sean la causa principal del hambre mañana», ha dicho Beasley, quien ha zanjado afirmado que se necesita invertir en sistemas de alerta temprana y programas de adaptación y resiliencia climática para evitar «este desastre humanitario que se avecina».

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