Legisladores y políticos italianos de izquierda pidieron ayer medidas para proscribir a grupos pro fascismo, al día siguiente de que manifestantes opuestos a las vacunas contra el COVID-19, incitados por líderes de extrema derecha, irrumpieron en una oficina sindical de Roma.
Doce manifestantes fueron detenidos, informaron las autoridades ayer, incluido Giuliano Castellino, líder del partido de extrema derecha Forza Nuova. Unas 10 mil personas salieron a las calles el sábado para expresar su indignación por un requisito gubernamental para que los empleados tengan un «pase verde» con el fin de poder ingresar a sus espacios de trabajo a partir del viernes.
Dicho pase certifica que una persona ha recibido por lo menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19, que se recuperó recientemente del virus o dio negativo a una prueba realizada en las 48 horas previas.
Se podían escuchar gritos de «¡Giuliano! ¡Giuliano!» entre la multitud el sábado. Castellino, quien debido a actos violentos pasados tiene prohibido asistir a manifestaciones en Roma, era supuestamente uno de los miembros del Forza Nuova que exhortó a los simpatizantes a allanar la sede nacional del sindicato CGIL. Los sindicatos italianos han respaldado los pases verdes para que los sitios de trabajo sean más seguros para los empleados.
Gran cantidad de manifestantes utilizaron palos, barras de metal y banderas italianas enrolladas para golpear la puerta y luego rompieron una ventana para ingresar al inmueble. Ya en el interior tiraron computadoras y teléfonos al suelo y volcaron los muebles.
Posteriormente, cientos de manifestantes chocaron con la policía mientras trataban de llegar a la plaza frente al Palacio Chigi, que alberga la oficina del primer ministro y está cerca del Parlamento italiano.
Después de irrumpir en la sede del sindicato, los manifestantes se dirigieron a la Vía Veneto. Como medida de precaución, las autoridades de seguridad italianas decidieron sacar a Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, de una iglesia cercana a la que asistió a misa, informó su oficina el domingo.
Horas antes el sábado, Pelosi tuvo una audiencia privada en el Vaticano con el papa Francisco.
Decenas de manifestantes también acudieron el sábado por la noche a la sala de urgencias de la Policlínica Umberto I, a donde fue llevado un manifestante tras sentirse mal, y se requirieron horas para retirarlos del sitio, de acuerdo con las autoridades del hospital. Nicola Zingaretti, gobernador de Lazio, la región donde se encuentra Roma dijo que los responsables parecían haber participado en las protestas contra las vacunas.
En la refriega en la clínica, una enfermera fue golpeada en la cabeza con una botella y dos policías sufrieron moretones, reportó el periódico Corriere della Sera.
Entre los que pidieron proscribir los grupos partidarios del fascismo estaba Giuseppe Conte, ex primer ministro de Italia y el nuevo líder del Movimiento 5 Estrellas.
«No podemos aceptar estas manifestaciones de brutalidad», señaló Conte.
La Constitución italiana prohíbe crear partidos fascistas desde que desapareció la dictadura fascista de Benito Mussolini al final de la Segunda Guerra Mundial.