Grecia Aguilera
Ha hecho su entrada triunfal en la infinitud del cosmos el maestro de arte Manolo Gallardo, y el firmamento con sus luminares resplandece con plenitud al recibir su alma diamantina, habitada de óleos fantásticos que hoy titilan en las estrellas. Y así sonríe el infinito que ha recibido y expandido esa alma fascinante, inquieta y poderosa que siempre fue toda galaxia. Quienes conocimos y admiramos a Manolo, extrañaremos su intensa y bravía personalidad, así también continuaremos impresionados por su extensa obra pictórica, maravillosa en su totalidad, perfección y sutileza, que imagino sucede por su enorme amor por la justicia, así como también por convertir el mundo de sus sueños en una realidad artística y así revelar con pasión experiencias tanto propias como ajenas, intuitivas y prohibidas, semblanzas e historias existenciales, conflictivas, impúdicas, llamativas que exteriorizan ese ser íntimo que a la vez vivifica y consuela, protesta, clama y exclama. Ahora su arte concebida y plasmada para siempre. “Todo es pintable, aun lo que no existe” declaró en algún momento Manolo Gallardo (1936-2021), por ello pienso que sus extraordinarias pinturas han surgido de puntos constantes, que como gotas de agua reflejan la magia de su conciencia, palacio de coloridos ventanales que, viajando en el espacio de su imaginación, de su perspectiva natural, traslada abstracciones oníricas a realidades, verdades en escenarios controversiales con matices regios y tangibles a la vista de los espectadores. Mi señor padre, el insigne literato don León Aguilera (1901-1997) en su Urna del Tiempo escrita en 1960 y titulada “Pintura de Manolo Gallardo”, manifestó en uno de sus párrafos: “En sus cuadros está su interpretación personal, su vigor en el dibujo, en la expresión por el colorido, por la forma… En la pintura de Manolo Gallardo hay un amanecer artístico, cuando tras haberse extraviado el sentido excelso de la vida se retorna del análisis al conjunto, de la desarmonía de las partes dispersas a la síntesis, a la tonalidad sinfónica… Su pintura tiene fuerza, habla con sus matices.” Y como todo un profeta don León Aguilera anunció el futuro de Manolo con exactitud y veracidad al finalizar su Urna del Tiempo declarando: “No dudamos, está en el umbral de su arte triunfal y pues es joven, todo un inmenso porvenir pertenece a Manolo Gallardo, bizarro animador y superador de la vida y de los objetos.” Muy agradecido Manolo, cuando conversábamos junto con mi esposo Carlos-Rafael Pérez Díaz, en sus magníficas exposiciones o en diversas actividades culturales, hacía remembranza de dicha Urna del Tiempo y comentaba: “Fue una sorpresa para mí el comentario de tu papá, me entusiasmé, fue como una catapulta, ¡era León Aguilera, el bardo, quien escribía sobre mí¡” Por mi parte, me siento muy honrada, pues las ilustraciones de cubierta de mis libros de poesía, lucen obras de Manolo Gallardo, como por ejemplo, en mi libro “Esfera sin Tiempo” sobresale un detalle de la obra “Mano izquierda de Dios” que me inspiró el poema que titulé “A la Izquierda del Padre”, que expresa: “A la izquierda del Padre/ está Jesucristo, los doces apóstoles/ y todos los santos./ A la izquierda del Padre/ está la gloria eterna/ intelecto perpetuo/ libertad infinita./ A la izquierda del Padre/ está el Universo/ enjambres de estrellas/ y múltiples astros./ A la izquierda del Padre/ está el Espíritu Santo/ está todo lo bello/ albor absoluto/ empíreo abierto./ A la izquierda del Padre/ están Dante y Petrarca/ Calíope, Afrodita/ filósofos y sabios./ A la izquierda del Padre/ está Dios Omnipotente/ creador de la izquierda/ ambidiestra izquierda/ en un mundo de izquierdos./ A la izquierda del Padre/ a la izquierda del Padre/ a la izquierda del Padre.”