Alfonso Mata
YO DEFIENDO AL IGSS. Es un documento que me topé en las redes sociales y que externa la opinión pública de un médico que, además de la práctica privada, trabaja en el IGSS, y que describe por qué es importante el IGSS (con todo y sus carencias) y condena los ataques del presidente Giammattei en contra de una de las pocas instituciones públicas que sostiene en Guatemala a clases medias y bajas en tratamientos que ningún seguro privado los cubriría. Desmiente las acusaciones de improvisación. Dice el texto de nuestro médico:
El IGSS es uno de los pocos legados y conquistas sociales que todavía persisten de la Revolución de Octubre de 1944, a mi juicio es el mayor instrumento de democratización de la salud y seguridad social en el país. Es una conquista del pueblo, y no pertenece al Estado, ni a los patronos, ni a la iniciativa privada, pertenece a los trabajadores. Por lo que ningún Presidente de turno, ministro, diputado o aprendiz de dictador tiene el derecho de querer tomar posesión de esta institución.
El IGSS con todos sus puntos, comas y bemoles, sus debilidades asistenciales, enormes problemas operativos, y trampas burocráticas provee servicios y beneficios que ningún otro seguro médico, seguro de vida, o plan de retiro privado provea en este país. Menciónenme algún seguro privado que provea: atención ilimitada para cualquier enfermedad, cobertura ilimitada para tratamientos oncológicos, para atención en unidades de cuidados intensivos por cualquier enfermedad, prótesis ortopédicas de cadera y rodilla, cirugías de alta especialidad como neurocirugía, cirugía de columna, trasplante renal, cirugía oncológica, cirugía vascular, de tórax, cardiovascular, urología, proctología, otorrinolaringología, etc. Tratamientos ilimitados y por tiempo indefinido para enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, artritis reumatoide, enfermedades cardíacas; tratamiento ilimitado e indefinido para enfermedades degenerativas, autoinmunes, infecciosas (VIH) o genéticas. Y que además, si usted comienza a aportar al IGSS y antes de ello ya padecía de un sinnúmero de padecimientos crónicos, el IGSS sin discriminación, no le negará el tratamiento de esas enfermedades a pesar de ser preexistentes a su afiliación al seguro. A todo ello sumémosle que si usted por acaso necesita suspenderse de sus actividades laborales por enfermedad, la institución le dará el 75% de su salario hasta por 56 semanas, y el 100% de su salario en caso de accidente. Y además al final de su vida le proveerá de una jubilación con atención médica garantizada. Díganme queridos amigos y familiares, los reto a que me indiquen un seguro médico en este país, por muy caro y elitista que sea, que provea de todo lo anterior.
Cientos de miles de personas de los estratos medios y clases bajas del país dependen al 100% de estos servicios.
El señor Presidente al estar realizando este ataque sistemático a la institución, tiene por único objetivo menoscabar y destrozar la imagen del Instituto ante la opinión pública para así poder justificar una intervención a la misma y con ello disponer a su sabor y antojo de sus enormes reservas monetarias y demás recursos, para poderlas poner al servicio de sus «patronos y mecenas».
El IGSS es la institución que mejor se ha preparado ante la crisis, la que ha puesto a disposición más recursos, la que se ha preocupado más en proteger a sus trabajadores de la salud ante el embate de este virus, a pesar de las críticas de un presidente demagogo, sin liderazgo, indeciso, y contradictorio, aun cuando pretenda demostrar carácter en sus shows diarios ante las cámaras, sabemos cuáles son sus reales intenciones.
Así que a todos los que cotizan IGSS les digo defiéndanlo, defiéndanlo porque les pertenece a todos los trabajadores, porque aun cuando posean una buena posición económica y paguen un seguro médico privado, tengan la certeza que estos tienen límite, que intentarán en la manera de lo posible ahorrarse gastos y negarles tratamientos, y ante una enfermedad crónica, una catástrofe médica, un accidente grave o un cáncer, es muy probable que necesitarán de una u otra forma de esta desgastada pero noble institución llamada IGSS.
En otra nota en la red, otro galeno comenta a médicos: Buenas tardes compañeros: Quiero agregar un comentario con respecto a las Instituciones y Proyectos del Estado. Los Servicios del IGSS permiten que el promedio de sobrevivencia en Guatemala se haya ido mejorando. Si quitamos a los beneficiarios el promedio baja 5 o 6 años. Ha tenido mejores y peores años, pero todo se puede mejorar con honradez y método. Además de vocación y patriotismo.
Salud Pública también es un recurso muy valioso para muchos que sin eso estarían más desamparados. Todos debemos luchar porque los servicios del Estado y los otros poderes mejoren su eficiencia y calidad.
Porque el Legislativo y el Judicial también tienen su responsabilidad en las falencias de los otros. Especialmente desde la Constitución del 85 que quitó poderes al Ejecutivo y los transfirió a los otros poderes, especialmente al Legislativo. En cuanto al papel de la CC en todo esto sería interesante un análisis desde varios puntos de vista y de su papel en cosas positivas y negativas de gobernanza y gobierno relacionado con salud.
El otro día tuve la oportunidad y el privilegio de compartir con el Dr. en Leyes, Rodrigo Montúfar, que participó en dicha constituyente y me ilustró ampliamente sobre la intención y razón de haberla creado, que no fue crear una Corte Superior a la Corte Suprema, lo que sería un absurdo, sino una instancia de consulta para la CSJ y no en el Areópago que la han convertido.
Estas dos notas me llevan al siguiente comentario:
El Sistema de Salud nacional es lamentablemente una atomización de unidades públicas y privadas, que no se enfocan necesariamente a la solución de los problemas de salud; eso incluye a los dos más poderosos: IGSS y MSPAS. Por consiguiente, vivimos inmersos en un medio lleno de desigualdad e inequidades en prestaciones y beneficios de la salud, que deja fuera de cualquier sistema a más de la mitad de la población. Y bajo esa condición, ningún organismo de Estado vigilante o garante de cumplimiento de leyes y obligaciones de estas (legislativo, PDH, CSJ, CC) han dicho ni pio u ordenado estudios al respecto sobre desigualdades en salud, a sabiendas de que disponer de información y datos con desagregación espacial, por grupos de edad, por estratos sociales, étnicos, económicos, etc., es el principio para conocer y activar decisiones al respecto.
Por otro lado, no existe una verdadera plataforma de determinación social de la salud, que permita superar la visión de la salud más allá de atención a la enfermedad de las personas y muy poco a abrirnos a tratar los determinantes de la salud. En tal sentido, las coberturas del IGSS y del MSPAS se hacen en términos médico-clínicos que son consecuencias y no causas de mala salud y con limitadísimos accesos (menos del 25% de la población en pobreza). La salud no abarca solo el aspecto de la vida individual, sino del grupo socioeconómico y la clase social en que los individuos se mueven. Entonces de las tres dimensiones generales de la salud: la general (sus grupos sociales y ambientes) la particular (en su unidad estructural la familia) y la individual, ni se atienden ni integran y se hace recaer la solución en los enfermos, en lo individual, a costos onerosos, pobres resultados y bajas y malas coberturas.
Creo que el señalar que “es mejor algo que nada” tiene cierta validez; pero debemos tener claro que eso “entretiene un estado” no soluciona una condición: la inequidad, como una limitante para darle cumplimiento al derecho a la salud, y si el favorecer un sistema de exclusión ante los ojos y anuencia del Legislativo, la PDH y la CC. No hay posibilidad de una salud eficiente, si no modificamos las causas de las enfermedades y es tarea de todos los organismos de Estado trabajar en ello. Sin una organización del poder político enfocado hacia cumplimiento del derecho a la salud, aramos en el mar. Sin una estructura política que medie negociaciones de estilos y modos de vida (determinantes de la salud) encaminada a bienestar, no se puede cumplir con el mandato constitucional de derecho a la salud. Sin un ejercicio honesto del accionar institucional, lo poco se convierte en nada, y las enfermedades se multipliquen en tipo y cantidades.