La campaña de vacunación contra el COVID-19 en Estados Unidos está a punto de entrar a una nueva e importante fase, luego de que los asesores del gobierno recomendaron aplicar dosis de refuerzo de la vacuna de Pfizer a millones de estadounidenses de edad avanzada o vulnerables, esto a pesar de la preocupación de algunos expertos de que las inyecciones adicionales harán poco para frenar la pandemia.
El grupo asesor de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomendó las dosis adicionales para las personas de 65 años o más, los residentes de casas para ancianos y aquellos de 50 a 64 años con enfermedades subyacentes. La dosis adicional se administraría una vez que hayan pasado al menos seis meses desde que recibieron su última inyección de Pfizer.
Decidir quién más podría ser elegible a un refuerzo fue mucho más complicado. A pesar de que existe poca evidencia de que las personas más jóvenes estén en riesgo de disminución de inmunidad, el panel ofreció la opción de un refuerzo a las personas de 18 a 49 años con problemas crónicos de salud y que quieran una nueva dosis.
Los asesores rechazaron ir más lejos y recomendar una dosis de refuerzo para los trabajadores sanitarios de primera línea que, por lo demás, no corren el riesgo de sufrir una enfermedad grave pero quieren evitar incluso una infección leve.
«También podríamos decir que se la den a todos los de 18 años o más. Tenemos una vacuna muy efectiva y sería como decir que no está funcionando. Pero está funcionando», comentó el doctor Pablo Sanchez de la Universidad Estatal de Ohio, que ayudó a bloquear la aplicación más generalizada de las dosis de refuerzo.
De cualquier forma, administrar la primera dosis a aquellas personas que no están inoculadas sigue siendo la máxima prioridad, y el panel cuestionó si el debate sobre los refuerzos representaba una distracción de dicho objetivo.
Las tres vacunas contra el COVID-19 utilizadas en Estados Unidos siguen ofreciendo una elevada protección contra una enfermedad grave, hospitalización y muerte por coronavirus, incluso durante la propagación de la variante delta, que es más contagiosa. Pero sólo unos 182 millones de estadounidenses cuentan con esquema completo de vacunación, apenas el 55% de la población.
«Podemos aplicar el refuerzo a las personas, pero esa realmente no es la respuesta a esta pandemia», dijo la doctora Helen Keipp Talbot, de la Universidad de Vanderbilt. «Los hospitales están llenos porque las personas no están vacunadas. Le estamos negando la atención a las personas que la merecen porque estamos llenos de pacientes con COVID que no están vacunados».
La decisión del jueves representa una versión sumamente diluida del plan que presentó el gobierno del presidente Joe Biden el mes pasado, en el cual se propuso aplicar refuerzos a prácticamente todas las personas para reforzar su inmunidad. La tarde del miércoles, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus iniciales en inglés), al igual que los CDC, aprobaron los refuerzos de Pfizer para una porción mucho más específica de la población de lo que había propuesto la Casa Blanca.
Dependerá de los CDC establecer de forma definitiva quiénes serán elegibles para la dosis adicional. Estaba previsto que la agencia emitiera una decisión el jueves por la noche, pero los CDC generalmente hacen caso de las recomendaciones de sus asesores.
El plan de las dosis adicionales representa un giro importante en la campaña de vacunación del país. Gran Bretaña e Israel ya están administrando una tercera dosis de la vacuna pese a las objeciones de la Organización Mundial de la Salud debido a que los países pobres aún no tienen suficientes vacunas para administrar sus primeras dosis.
La directora de los CDC, la doctora Rochelle Walensky, inició la reunión del jueves señalando que vacunar a los no vacunados sigue siendo el principal objetivo «aquí en Estados Unidos y en todo el mundo».
Walensky reconoció que los datos sobre quién realmente necesita una dosis de refuerzo ahora mismo «no son perfectos».
«Sin embargo, colectivamente forman una imagen para nosotros», señaló, «y son lo que tenemos en este momento para tomar una decisión sobre la siguiente etapa en esta pandemia».
El panel de los CDC puntualizó que modificarán sus recomendaciones si las nuevas pruebas muestran que más personas necesitan una dosis adicional.
Los asesores de los CDC, en tanto, expresaron su preocupación sobre los millones de estadounidenses que recibieron la vacuna de Moderna o de Johnson & Johnson al inicio de la campaña de vacunación.
El gobierno aún no ha considerado dosis de refuerzo para las vacunas de esas compañías y no tiene datos sobre si es seguro o efectivo mezclar vacunas y administrar a esas personas una dosis de Pfizer.
Los datos de los CDC muestran que las vacunas aún ofrecen una fuerte protección contra los síntomas graves de la enfermedad para todas las edades, pero hay un ligero descenso entre los adultos de edad avanzada. Y la inmunidad contra síntomas más leves parece disminuir meses después de la primera vacunación.