Marco Trejo
La mayoría de universidades y muchos de los Colegios de Profesionales los han convertido en entidades que sirven para fines personales y sobre todo para mantener un poder político porque llegan a ocupar puestos públicos importantes que permiten enriquecerse a los que los ocupan.
Las universidades tienen por mandato constitucional un poder político en las diversas instituciones del Estado, algunas de ellas como la Universidad de San Carlos puede llegar a ocupar 53 representaciones, que han avivado la codicia de los que la dirigen, con tal de mantener control político y administrativo de los entes estatales. Pero a ese poder político, le sumamos que recibe el 5 por ciento del Presupuesto General de la Nación (Q2 mil millones), la hace mucho más “apetecible” para los poderes paralelos que se enriquecen de los impuestos de los guatemaltecos.
En las diferentes convocatorias para los nombramientos de profesionales se pide que deben acreditar capacidad, idoneidad y honradez, lo cual no se cumple y se nombra al “elegido”, al amigo del rector o al que lo apoyo para llegar a los puestos que ocupan. Además, se pide que debe poseer honorabilidad e independencia de criterio reconocidas, lo cual tampoco se cumple y sino veamos la reciente elección en el Colegio de Médicos y Cirujanos (COLMEDEGUA), de los representantes ante el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).
Según las publicaciones del matutino elPeriódico de Guatemala los que encabezan las votaciones son dos personajes que no cuentan con el finiquito que extiende la Contraloría General de Cuentas y para terminar de manipular la elección el Tribunal Electoral del mencionado colegio profesional pasó por alto dicho requisito aunque está estipulado en la Ley de Probidad, en su Artículo 16, Inciso b, que exige el documento para optar a cargos o empleos públicos.
En años anteriores hemos visto como otros colegios hacen las mismas “marufias” para sentar a sus “piezas de ajedrez” y luego tomar el control de la Rectoría estatal, a las que se han sumado otras universidades donde también se “cuecen habas”, como decimos en el vocabulario popular.
Las facultades que también manejan poder son las de Ciencias Jurídicas y Sociales, y la de Ciencias Económicas, pero todo va caer en las Comisiones de Postulación para elegir a los administradores de justicia del país, la Corte de Constitucionalidad, los Consejos de Desarrollo, la Junta Monetaria y por si eso fuera poco los tentáculos llegan hasta los entes deportivos que manejan el deporte federado en el país.
Esta cuota de poder se pone de manifiesto con la gran cantidad de rectores que hacen fila en los diferentes tribunales de justicia, donde son señalados de cometer diferentes actos de corrupción, lo cual deja mucho que desear de un ente estatal que se sobreprotege en la autonomía universitaria, que al final de cuentas es el manto de la impunidad.
Es necesario que los entes electorales que llevan al poder a los rectores no se dejen sorprender otra vez, que se impongan y no permitan que los politiqueros que tienen tomada la universidad estatal, vuelvan hacer de las suyas y que dejen de coaccionar a los electores a cambio del voto, les amenazan con quitarle las plazas que les dan por horas y no por oposición como debe ser, para no poder incidir en ese voto que da una cuota de poder muy grande en 53 instituciones del Estado.
En las campañas universitarias vemos a diestra y siniestra como se despilfarran cantidades grandes de dinero en invitaciones a comer, presentación de edecanes y en fiestas que únicamente se convierten en el “espejito” que dan a los supuestos pensantes de nuestra sociedad. Es necesario que estos procesos cambien y encaminemos el rumbo de una de las entidades que manejan cuotas de poder que permiten mantener un control del Estado, con el único fin de mantener un status quo de politiqueros que viven mamando de los impuestos que pagan los guatemaltecos.