LA HABANA / AP
Cuba comenzará un proceso paulatino de flexibilización de las medidas sanitarias contra el coronavirus, tales como la apertura de comercios y restaurantes en las provincias en las que logró un control relativo de un rebrote en los últimos meses y pese a que en otras partes del país persiste un alto nivel de contagios.
Además, a partir del viernes se acortará el toque de queda nocturno impuesto a Matanzas y La Habana, dijeron las autoridades el jueves por la noche.
“Actuando con responsabilidad podremos ir dando pasos para ir recuperando lo que hemos perdido: compartir, hacer actividades sociales y (superar) las afectaciones psicológicas y económicas”, dijo la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz, durante una comparecencia televisada para dar a conocer las medidas, en la cual se presentó junto con los líderes de las provincias de La Habana y Matanzas.
Reynaldo García Zapata, el gobernador de La Habana —la capital del país y la ciudad más grande de la isla con dos millones de residentes_, informó que en las últimas siete semanas la tasa de contagios de COVID-19 en esta urbe ha estado bajando de un promedio de 1.900 diarios a unos 450, por lo que se está en condiciones de autorizar ciertas aperturas.
García indicó que se procederá a abrir gradualmente restaurantes y comedores, así como centros de recreación popular. También algunas dependencias de trámites como registros y notarías volverán a trabajar. A partir del viernes el toque de queda, que comenzaba a las 9 de la noche, se trasladará a las 10:30.
Por otro lado, en Matanzas, a unos 100 kilómetros al este de la capital y que en junio tuvo un rebrote dramático que casi saturó el sistema de salud, un menor contagio relativo permitirá cierta flexibilidad, declaró su gobernador Mario Sabines Lorenzo.
En esa provincia se permitirá el acceso a las playas —entre las que se encuentra la popular localidad turística de Varadero— y se realizará una apertura de comercios y restaurantes, pero no se autorizarán las fiestas ni los bailables, aclaró Sabines. También se flexibilizará la circulación del transporte público intermunicipal, aunque no con destino a otras provincias.
Ambos gobernadores indicaron que a los servicios reabiertos se les exigirá que los clientes realicen reservas para evitar aglomeraciones, y en algunos casos se harán certificaciones sanitarias. La flexibilidad en la parte de servicios gastronómicos será un hecho tanto para el sector estatal como para los locales privados.
El director de Epidemiología, Francisco Durán, informó el jueves que, desde que comenzó la pandemia en marzo de 2020, la isla acumula unos 832.286 casos positivos, de los cuales 7.048 pacientes fallecieron.
Paralelamente, las autoridades de regulación nacional de medicamentos indicaron el jueves que se había autorizado el uso de emergencia de la vacuna Soberana Plus para las personas convalecientes del virus y mayores de 19 años.
Cuba espera tener vacunada al 90% de su población para noviembre con sus antígenos propios: Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus. Se indicó también que para el 15 de ese mes se abrirán las fronteras a los viajeros, actualmente muy restringidos.
La economía cubana, muy dependiente del turismo, resintió dramáticamente la pandemia, la cual provocó una caída del 11% de su producto interno bruto en 2020. A ello se suman las sanciones de Estados Unidos, que asfixian sus finanzas.