El presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, dijo hoy ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que cuenta con limitados recursos para hacer frente a la enorme migración caribeña y africana que cruza por su país y pidió al mundo que aporte esfuerzos y recursos para enfrentar «una crisis humanitaria regional de graves proporciones».
«Esto es una responsabilidad de todos,» dijo el mandatario desde el podio de la Asamblea durante el debate global que la ONU celebra cada septiembre.
Cortizo destacó que en lo que va de 2021 más de 80.000 migrantes irregulares han atravesado el territorio panameño y que «para entender lo dramático de la situación» Panamá pasó de recibir 800 migrantes en enero de este año a 30.000 el mes pasado.
La crisis migratoria que enfrenta Panamá está en el Tapón del Darién, adonde miles de migrantes, muchos haitianos, intentan llegar cada día desde Colombia en su camino hacia Estados Unidos.
La canciller panameña Erika Mouynes dijo el lunes durante una entrevista con The Associated Press que Panamá no ha recibido «un centavo en cooperación internacional» para enfrentar el problema a pesar de que ella pidió los fondos en junio a Estados Unidos y la Unión Europea.
En agosto Panamá y Colombia acordaron dejar pasar por su frontera a 500 migrantes por día. Sin embargo, a Necoclí, un pueblo en la costa caribeña del norte de Colombia, llegan entre 1.000 y 1.500 diariamente, la mayoría haitianos provenientes de Chile y Brasil, países a los que emigraron tras el terremoto en Haití de 2010.