Una nueva investigación acaba de descubrir por qué algunas de las galaxias más antiguas y masivas entraron en reposo al principio de su formación, una de las preguntas fundamentales sobre nuestro universo.
La respuesta, que publican en la revista ‘Nature’, es que se quedaron sin gas frío.
«Las galaxias más masivas de nuestro universo se formaron increíblemente pronto, justo después de que se produjera el Big Bang, hace 14.000 millones de años –explica en un comunicado Kate Whitaker, profesora de astronomía de la Universidad de Massachusetts Amherst, en Estados Unidos–. Pero, por alguna razón, se han apagado. Ya no forman nuevas estrellas».
La formación de estrellas es una de las formas clave de crecimiento de las galaxias, y se dice que se han vuelto quiescentes cuando dejan de formar estrellas. Los astrónomos sabían que estas primeras galaxias masivas se habían vuelto inactivas, pero hasta ahora nadie sabía por qué.
Para encontrar la respuesta, el equipo de Whitaker, que incluye a Alexandra Pope, profesora asociada de astronomía, y a Christina C. Williams, que se doctoró en astronomía en la UMass, ideó un innovador emparejamiento de telescopios.
Utilizaron el telescopio espacial ‘Hubble’, que ve desde la luz ultravioleta hasta la infrarroja cercana, incluida la luz que podemos ver con nuestros propios ojos, para detectar estas galaxias distantes, que están tan lejos que apenas estamos viendo la luz que emitieron hace entre 10.000 y 12.000 millones de años, cuando el universo estaba en su infancia. En efecto, el equipo de Whitaker está buscando en el pasado profundo.
Estas galaxias deberían parecer jóvenes y vigorosas, con evidencias de formación estelar constante. Pero no es así, y el equipo de Whitaker combinó las imágenes del ‘Hubble’ con lecturas extraordinariamente sensibles de ALMA, el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array, que detecta la radiación invisible a simple vista.
ALMA permitió al equipo de Whitaker buscar pequeñas cantidades de gas frío, la principal fuente de energía que alimenta la formación de nuevas estrellas. «Había abundante gas frío en el universo primitivo, así que a estas galaxias, de hace 12.000 millones de años, les debería quedar mucho en el depósito de combustible».
En cambio, Whitaker y su equipo sólo encontraron restos de gas frío situados en el centro de cada galaxia. Esto significa que, en los primeros miles de millones de años de existencia del universo, estas galaxias quemaron sus suministros de energía o los expulsaron y, además, que algo puede estar bloqueando físicamente la reposición de gas frío de cada galaxia.
En conjunto, la investigación ayuda a reescribir la historia temprana del Universo para que podamos tener una idea más clara de cómo evolucionan las galaxias. El siguiente paso del equipo es averiguar lo compacto que es el gas restante en estas galaxias quiescentes y por qué sólo existe en el centro de las galaxias.