Zak Brown no lo pensó mucho cuando sus pilotos le dieron a beber champagne de un zapato. Aceptó el reto y dejó que Daniel Ricciardo le volcase el champagne en su boca, mientras Lando Norris lo alentaba.
Después de todo, Ricciardo y Norris habían acaparado los dos primeros lugares en el Gran Premio de Italia de Fórmula Uno y le habían dado a McLaren su primera victoria en nueve años.
«Sentí como si me arrastrase una ola. La estábamos pasando tan bien. Éramos como chicos de 12 años en un podio», comentó Brown. «Fue mi mejor día en el automovilismo».
Siete días después de saborear la gloria en Italia, Brown estaba de regreso en su California natal para ver a Pato O’Ward pelear por el campeonato de la categoría IndyCar.
Brown conversó con la Associated Press acerca de su espectacular carrera en el automovilismo, desde sus comienzos como un piloto joven con deseos de triunfar hasta llegar a ser un astuto ejecutivo estadounidense que sacude la F1.
El director de McLaren asumió el cargo con la misión de hacer que la escudería volviese a ser competitiva en la F1 en un plazo de cinco años. La victoria de Ricciardo llegó un año antes de que se cumpliese ese plazo. Al mismo tiempo, Brown apostaba a un retorno de McLaren a la seria IndyCar después de una ausencia de 40 años.
McLaren regresó en sociedad con un equipo ya existente, fundado por Sam Schmidt. En solo dos temporadas, ha registrado enormes progresos y en noviembre McLaren pasará a ser el principal accionista de Arrow McLaren SP. El equipo presentará tres autos en el 2023. Brown ya está buscando pilotos y se estaría inclinando por una figura nueva, que esté disponible al menos cinco años.
Con McLaren manejando los hilos, un equipo que nunca peleó un campeonato llega a la carrera final del domingo en Long Beach con O’Ward segundo en el campeonato. El mexicano, de solo 22 años, necesitará un desempeño brillante para arrebatar el primer lugar al español Alex Palou, de 24 años y de la escudería de Chip Ganassi, el gran rival de Brown.
O’Ward parece listo para el gran momento a pesar de que Palou le sacó ventaja en Laguna Seca. Palou y O’Ward corrieron segundo y tercero buena parte de la carrera, hasta que el mexicano se rezagó y terminó quinto, quedando a 35 puntos de Palau.
«Sé que me manejo bien en los circuidos callejeros», dijo O’Ward. «Lo único que quería es llegar con vida a Long Beach».
A Brown le encanta esa actitud. Le tiene enorme cariño a O’Ward, a Ricciardo, a Norris, a Felix Rosenqvist y a todos los miembros de la familia McLaren.
Desea acercar el automovilismo a los jóvenes. Dice que de niño no conseguía suficiente información acerca de sus ídolos.
Brown y McLaren desempeñaron un importante papel en la promoción de la F1.
El equipo aparece en la docuserie de Netflix «Drive To Survive» y los adolescentes estadounidenses están enloquecidos con Norris, un joven de 21 años que según Brown «puede ser campeón mundial si le dan un auto bueno».
Brown apela a todo tipo de recursos para mantener a sus pilotos motivados. Le dijo a O’Ward que le permitiría probar un auto de la F1 cuando ganase su primera carrera y lo va a hacer en noviembre. Ricciardo, quien idolatraba al finado Dale Earnhardt, conducirá el Chevrolet Monte Carlo de Earnhardt de 1984, que es parte de su colección.
Su pasión por el automovilismo salta a la vista. Está involucrado en seis categorías diferentes en distintos puntos del planeta. Corre en pruebas para veteranos y se pasa unos 50 fines de semana del año en una pista.
Sus pilotos —Ricciardo, de 32 años, es el mayor y probablemente el que tiene la personalidad más avasallante— dicen que es un tipo con quien es fácil entenderse.
El «principal ingrediente» de la fórmula de Brown para tener éxito es ser divertido. Un requisito para trabajar en McLaren.