Marco Morales
marcomorales@water-co.com
Me permito el sarcasmo del título, en alusión a que ¡ya basta de engañar a la gente para mantener el statu quo! Las inundaciones son un tema complejo cuyo análisis debe alejarse del empirismo servil político, y tratarse con seriedad por las instituciones y la sociedad.
Los reportes de Conred señalan grandes afecciones producidas por inundaciones y deslaves durante la época lluviosa iniciada en mayo 2021: más de casi 8 mil personas evacuadas; más de 1.1 millones de personas afectadas; 23 personas fallecidas; 103 viviendas, 12 puentes y 2 carreteras destruidas; más de 2 mil casas con daños moderados.
¿Aún cree usted que es cara la ingeniería del agua, los modelos matemáticos (hidrológicos, hidráulicos, meteorológicos), la instalación de sistemas de alerta temprana y las inversiones que permitan gestionar los riesgos por eventos extremos?
Perdone, pero hay que ser muy inconscientes para no ver que es mucho más caro lo que ya están pagando cientos de miles de personas afectadas directamente y lo que paga el Estado con dinero público para reparar las obras viales dañadas.
En “Las gotas de un huracán” (26/05/2021), anuncié que, de acuerdo con los pronósticos de expertos, en el 2021 la actividad ciclónica en Centro América será superior al promedio (recuerde, la temporada de huracanes concluirá en noviembre).
El estudio de las inundaciones ha sido materia clásica desde hace muchas décadas en el primer mundo; se requiere conocimiento experto de hidrología, meteorología y sí, de comunicación efectiva para la gobernanza, también.
He insistido en estudiar las lluvias, especialmente sus intensidades; es un gran riesgo la condición actual de falta de información histórica y en tiempo real de mediciones en campo. Los modelos matemáticos de pronóstico meteorológico y productos satelitales son buenos aliados para empezar a estudiar esta complejidad.
A las inundaciones, también se les conoce como “crecidas”, fenómeno que responde al aumento del caudal (nivel y velocidad) de los ríos y arroyos. Resultan tras dos fases de la propagación de la escorrentía: el flujo superficial en las laderas (declives de montaña hacia la ribera de los ríos) y el flujo en cauces (producto de la escorrentía de las laderas y el flujo base subterráneo).
La cobertura del suelo (uso de la tierra), la humedad en el suelo, el relieve, la longitud del cauce, el tamaño y forma de la cuenca, los encauzamientos de ríos, son algunos factores que van a determinar cómo responden los territorios y drenajes naturales en presencia de ciertas cantidades de lluvia, para producir o no niveles de inundación críticos.
Los ríos transportan agua y sedimentos a favor de la pendiente; su nivel sube o baja en respuesta a múltiples factores. En las zonas bajas de planicies, los ríos crecidos se comportan de manera impredecible; se desbordan en las llanuras de inundación: el agua sale del cauce e inunda los territorios más bajos.
Las inundaciones más recientes se han dado en cuencas del Pacífico, como las del río Los Esclavos y el canal de Chiquimulilla, el río Pantaleón, río Coyolate.
Este mes con mí equipo Water Co. empezamos a asesorar un proyecto que analizará la resiliencia y diseñará sistemas de alerta temprana en cuencas altas del Altiplano guatemalteco. Es un honor servir con nuestro conocimiento.
Agradezco a la gente que lee y estudia estas columnas; el conocimiento compartido enriquece nuestra querida Guatemala.
(Marco Morales, El Doctor del Agua. Guatemala, 16/09/2021).