Por: Lic. Luis Fernando Bermejo Quiñónez
@BermejoGt
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El lunes 6 de septiembre con el grotesco espectáculo que fue la saga de la aprobación e improbación del Estado de Calamidad decretado por el Organismo Ejecutivo pudo la población apreciar la bajeza de una gran parte de los diputados del Congreso. En particular, pudo apreciar el cinismo de su dirigencia, la cual sin muchos miramientos y con argucias trató de hacer hasta lo imposible para que se aprobara el mismo a pesar de su impopularidad. Claro está que el COVID y los estragos en los hospitales no era lo que los movía a aprobar el estado de excepción, sino la posibilidad de hacer contrataciones públicas sin licitación. Después de haber visto ese circo el malestar es evidente y nuevamente se llama a modificar la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) para votar de forma distinta a los miembros del Congreso. Hago unos apuntes al respecto.
Actualmente la Ley Electoral y de Partidos Políticos establece el sistema de elección de diputados por “listados cerrados y bloqueados” en el cual los partidos políticos designan y eligen los diputados por planillas ubicándolos en casillas numeradas en forma descendente. El ciudadano no puede variar el orden de la asignación ni variar el orden de los candidatos en el listado. El uso de este sistema ha resultado en nuestro sistema en que las “primeras casillas” sean objeto de “compra” por sumas millonarias por “caciques” y que dentro de los listados controlados por los partidos se “cuelen” numerosos indeseables. Los diputados no tienen, en la práctica, una conexión con sus votantes, una vez electos, hacen lo que quieren.
¿Qué debe hacerse? Existe un gran deseo en el electorado en elegir “personas” y no “listados de desconocidos”. Para ello, se propugna la creación de “distritos pequeños”. El problema es que con la redacción actual del artículo 157 de la Constitución que estatuye que “Cada uno de los Departamentos de la República, constituye un distrito electoral…” y que los diputados distritales se eligen por departamento, la CC ha dicho que no es posible formar sub-distritos. Una opción es emprender una reforma profunda del régimen administrativo del Estado conforme al artículo 224 de la Constitución y crear más departamentos más reducidos para formar distritos más pequeños, una monumental tarea, pero que pudiere viabilizar la creación de distritos pequeños para viabilizar la creación de distritos “uninominales” de diputados. Lo anterior, también pudiera obtenerse reformando el artículo 157 de la Constitución. Otra monumental tarea, pero tampoco imposible y propugnada por muchos.
Otra opción es el sistema de “listas cerradas y desbloqueadas” (los partidos definen listas pero el votante puede variar el “orden” del listado de acuerdo a preferencias). Este sistema es un “intermedio” para buscar el anhelado objetivo de mejorar la representatividad e incluso introducir unas dinámicas dentro de los partidos que ayudarían a incluso a mejorar la gobernanza del Congreso.
Asimismo, para asegurar que lleguen mejores personas a las candidaturas, es importante fortalecer los partidos políticos. Para ello propongo: 1) para permitir el crecimiento orgánico de los partidos a través del tiempo, eliminar la necesidad de obtener el 5% de votos sobre el padrón electoral o una diputación para no ser cancelado como partido político, 2) estableciendo en contrapartida un umbral para evitar la fragmentación del Congreso (5% mínimo) para entrar al cálculo de asignación de escaños bajo el método D´Hont, 3) reducir las barreras de organización (solicitar menos “afiliados” y organización “inicial”), y 4) Para “democratizar” los partidos eliminar la potestad de los comités ejecutivos nacionales de designar candidatos en los municipios sin organización territorial, esto para fomentar que los partidos “necesariamente” inviertan en expandir su estructura a más distritos.
Lo importante es que cualquier reforma que se realice sobre la elección de diputados, tendrá desafíos importantes y ningún sistema electoral será solo virtudes. Pero la población está cansada de votar por listados con candidatos desconocidos con “rienda suelta” al ser electos. Mucho más lo están que una vez electos se vuelvan cínicos seguidores de disciplinas partidarias infames como hemos estado viendo actualmente. He sostenido en diversas columnas que nuestros principales problemas políticos radican en deficiencias en nuestra Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP). Por ello, debemos ponerle especial atención a los proyectos de reforma en el Congreso presentados por Rudio Lecsán Mérida y Douglas Rivero (Partido Humanista), la iniciativa 5833, y la propuesta presentada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), la iniciativa 5886. Los problemas políticos de nuestro país están en el Congreso. ¡Hagamos algo ya!